Charlas en pro de Mongolia y otras cosas (columna de prensa)
Quisiera hablar, si me lo permiten, de una de las acciones más gratificantes que posee el ser humano como es la de compartir momentos de charla con amistades, sean estas las que sean. Poder disfrutar de una mera conversación, con el aroma de un buen café como acompañante de excepción, la suave brisa, que nos concede un poquito de descanso del intenso calor veraniego que ya nos acecha --por desgracia--, y, cómo no, un buen/a interlocutor/a al lado, es maravilloso. ¿Y de qué hablar? De lo que sea. Confesiones, discusiones, suposiciones... No importa. Lo importante es compartir. Creo que ya mencioné una vez, y si no lo hago ahora, aquello de que el ser humano es un animal social. Por esa misma razón siempre sentimos esa necesidad imperiosa de contar con un apoyo externo que nos ayude en momentos de dificultad, o nos ría las gracias o, simplemente, quiera formar parte de nuestra vida, porque cree en nosotros. Yo, puedo dar las gracias de poder contar con esos “alguien” y hablar, por ejemplo, de aquello que sabemos o no de Mongolia. Y como ya dije, no importa de qué hablamos, sino hablar. Como ven, esta es otra de mis pequeñas confesiones tontas que de tanto en cuanto me permito el lujo de compartir con ustedes. Creo, de forma modesta, que nos merecemos tener un pequeño paraíso terrenal donde poder satisfacer nuestras diminutas inquietudes. Si son de carácter existencial, con más razón --es broma--. Así, sin más dilación, les invito a que intenten manifestarse de la forma que sea: escribiendo, conversando, pintando, esculpiendo... Las artes para eso están. Y sin ellas, por desgracia, estaríamos realmente perdidos en un mar de dudas de las que nunca jamás se obtendría respuesta. Algo que no podemos permitir.

Comentarios
Aúpa Mongolia!!!