¿El remedio para evitar malentendidos? (columna de opinión)

Comprender, descifrar, interpretar, percibir, opinar, juzgar... ¿Tan difícil resulta entenderse? Me parece una broma pesada el hecho de que en plena era de la globalización y la comunicación exprés, muchos de nosotros no seamos capaces de expresarnos de forma inteligible. Esa incapacidad provoca un distanciamiento innecesario y, lo que creo más significativo, dañino para las personas afectadas. No obstante, el ser humano es terco, cabezota y bastante pueril en estos pequeños percances surgidos a partir de un mal contexto o una acción estúpida. Pero bueno, equivocarse es algo innato en nosotros. Lo sabio, como dirían algunos, es reconocer los errores cometidos e intentar buscar una solución para remediar el daño causado. Hacerlo demuestra valentía y humildad a la vez, dos valores muy importantes y que parecen destinados al ostracismo. Quizá por ese motivo, para no perder de vista aquellas cualidades que un día nos caracterizaron como seres preocupados y bienintencionados, algunos de nosotros busquemos recuperar la sabiduría perdida en los libros, esos guardianes del alma humana. Las lecturas pueden ayudarnos a comprender según qué cosas, contienen pócimas secretas que nos permiten contrarrestar ciertos venenos que deambulan de aquí para allá en esta sociedad que se tornó medio loca. Y si en la literatura no logramos encontrar esa solución ansiada, siempre queda el ser sincero con uno mismo y con aquellos que le rodean. ¿O me equivoco?

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