Resucitando a 'La Pepa' (Charla-entrevista a Diana Larrea)

La artista madrileña Diana Larrea fotografiada por David Bausà

Compromiso social y político, preocupaciones, ideales, sentimientos, crítica y estética... Todos estos valores van unidos en la persona de Diana Larrea. La artista madrileña, que irradia sinceridad por los cuatro costados, acaba de presentar un novedoso proyecto de intervención en el Espai d’Art Contemporani de Castelló que se enmarca dentro de una iniciativa artística a nivel nacional comisariada por Jorge Díez, bajo la organización de Acción Cultural Española. Con motivo del próximo bicentenario de la Constitución de Cádiz, se ha creado un proyecto titulado 1812-2012. Una mirada contemporánea que recoge diversas propuestas en distintos ámbitos como el arte, la ilustración, la música contemporánea y popular o el audiovisual. Son varias las ciudades que participan en este particular homenaje a La Pepa, un texto que revolucionó por completo el país desde su promulgación, un texto que establecía por primera vez el sufragio universal, la libertad de imprenta, la separación de poderes, el reparto de tierras, la libertad de industria... Sin duda, la redacción de este escrito tan liberal supuso un cambio radical en la forma de pensar y actuar en una sociedad española que buscaba liberarse del yugo que suponía la invasión francesa de Napoleón. Ese aire reivindicativo es el punto de partida de este proyecto tan interesante que nos ha ofrecido la posibilidad de conversar con Diana Larrea, quien subrayó que la idea de su intervención parte del artículo 6º de la Constitución de Cádiz, aquel que dice: “El amor a la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles, asimismo el ser justos y benéficos”. Larrea reflexionó sobre estas palabras y quiso extrapolarlas a un ámbito mucho más actual como están siendo las revueltas en el mundo árabe. Primavera árabe, que así es como se llama, se asienta, tal y como nos confesó, sobre dos puntos. “Por un lado, realizando un paralelismo entre los principios que ‘La Pepa’ ofrecía a la sociedad con aquello que el pueblo árabe reclama”, advierte. Realmente, ese es el enfoque correcto para valorar esta obra que parte “de la equivalencia de los valores democráticos que entonces propuso ese texto --vistos desde ahora--, esos valores que son universales como ciudadanía, derechos civiles, libertades...”. Ciertamente, esos son los aspectos que ahora mismo están defendiendo las revoluciones sociales que se están llevando a cabo en los países del norte de África y Oriente Próximo. Sin embargo, aún hay más. Si algo caracteriza a Larrea es, al menos para un servidor, la capacidad de sorprender con la imaginación.

arte y crítica
La segunda parte del proyecto de la madrileña hay que fijarlo en el lugar donde asienta su intervención, la fachada del EACC, donde da la circunstancia de que en ella ya existe otro proyecto como es la prótesis del arquitecto Santiago Cirugeda. Larrea se interesó por este montaje y “leyendo el proyecto de Cirugeda empecé a preguntarme el porqué esas prótesis están ahí, qué sentido tiene conferir esa estética industrial... Uno se da cuenta de que su pretensión es criticar los iconos arquitectónicos en los que se están convirtiendo los museos actuales a través de esas políticas estéticas en las que prima más el propio edificio que las obras que en él se expongan. Por eso le da esta apariencia industrial, imitando a algunos arquitectos famosos como Jean Nouvel, Herzog & De Meuron...”. Larrea confesó que “partiendo de esa crítica que realiza Cirugeda, yo doy un paso más y lo que hago es situar un jardín vertical, que parece se ha convertido en una moda en esos museos-iconos, y que sirven más como cebo turístico que no otra cosa”. Como ven, estamos ante un claro ejemplo de arte como crítica.
Durante la conversación surgieron temas muy interesantes como esa función crítica que posee el arte --función que yo creo necesaria, por otra parte--. “Yo creo que ahora más que nunca el arte actúa como crítica”, remarca la madrileña, quien a lo largo de estos diez últimos años ha hecho todo tipo de proyectos relacionados con aquello que denomina ‘arte público’. Consciente de que esa función crítica del arte no se entiende en muchas ocasiones, y consciente también de que existe un debate exacerbado --a mi entender-- sobre qué es arte o qué no, Larrea nos dice que “yo creo que hay muchos prejuicios con lo que debe ser arte y qué no. Hay gente que piensa, la mayoría, que debe ser un objeto para decorar o exhibir. Tenemos que lidiar con eso, no nos queda más remedio. Sin embargo, hace mucho tiempo que el arte dejó de tener una relación exclusiva con la belleza, con lo que es bonito o feo, si no con plantear determinadas cuestiones que pensamos que la gente debe reflexionar sobre ellas, y que pueden ser sociales o políticas. En este caso, en la intervención que yo hago en el EACC, quería hacer una imagen simbólica con ese florecimiento que está surgiendo en el mundo árabe con ese jardín vertical, en el cual he instalado flores artificiales con las banderas de estos países, y que conforman todas ellas a su vez el mapa político del norte de África para situar los países”.
Para muchos, esa conceptualidad que revolotea en torno al mundo del arte actual es un problema para acercarse al propio arte. Nada más lejos de la verdad. Al igual que tantos otros, soy de la opinión de que no todo debe tener un sentido o significado aparente, no hay que darle tantas vueltas. Eso es lo que nos ofrecen las manifestaciones artísticas del aquí y ahora. Son tantas las pretensiones, que no debemos aferrarnos a los prejuicios que unos pocos han propiciado con el tiempo. Algunos dirán que el proyecto de Larrea es demasiado abstracto o ininteligible. Yo, difiero. Además, resulta que “muchas veces se me ha criticado por hacer proyectos demasiado estéticos, formalmente atractivos. Yo creo que uno debe disfrutar de lo que hace --si es el artista-- o de lo que ve --si es el espectador-- y ya está. Parece que nos debemos estar justificando constantemente con cada obra que hacemos”, señala la propia Larrea.
Para entender esta obra, que podremos disfrutar en el EACC hasta --según tengo entendido-- el 19 de marzo del próximo año 2012, tan solo hace falta ser consciente de una verdad: los artistas también son ciudadanos de a pie. “El artista también se impregna de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo, de las preocupaciones de la gente. Te empapas y te sientes implicado, eres un ciudadano más que busca manifestar con tu trabajo la opinión que tienes sobre ciertas cosas, como el movimiento del 15-M, las propias revoluciones árabes, etc.”, apunta con un tono preocupado Diana Larrea. Y, así es. Puede que en multitud de ocasiones no nos sintamos cómodos con las formas y los modos con que los artistas tratan ciertos temas. Puede, también, que creamos que son meros juglares y que ante la actual coyuntura económica no vale la pena pensar en ellos. Puede, que sean más necesarios ahora que nunca. Para mí, sin ese espíritu crítico que fomentan a través de sus obras ciertos artistas como Diana Larrea, perderíamos ilusión por seguir luchando por un mundo mejor, objetivo que perseguía La Pepa y ahora el mundo árabe. Diana Larrea, como buena exploradora y como ser preocupada que es, bien lo sabe.

Imagen del proyecto 'Primavera árabe' de Diana Larrea en el EACC

Comentarios

Esther ha dicho que…
Hola querido amigo,

mi comentario hoy va enfocado a esa bellísima foto que has puesto a un lateral de la derecha del grandísimo fotógrafo Bill Brandt. Tengo varios catálogos suyos y me has dado una idea, necesito repasarlos. Es uno de los grandes maestros de la fotografía.

Un beso gordo.
Eric GC ha dicho que…
Hola Esther!

Desde que conocí el trabajo de Bill Brandt vi la fotografía con otra mirada. Simplemente, me encanta. Francesc Morató, profesor mío durante una época, fue quien me otorgó la posibilidad de adentrarme en ese mundo. Todo un lujo.

Más y más besos.

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