En busca de los buenos modales, la buena educación (opinión)

No son pocas las personas que consideran la Navidad una época de hipocresía, pues creen que las buenas maneras, los saludos cordiales, las felicitaciones y buenos deseos que tienen lugar por estas fechas no tienen un carácter verdaderamente sincero, y es por ello que condenan a quienes ejercen esa muestra de cortesía. Puede que esas personas un tanto escépticas tengan parte de razón, no lo dudo, pero en vista de la falta de educación que cada día se hace más evidente en las jóvenes generaciones, no está de más intentar crear un ambiente un poco más agradecido, un poco más cordial y acogedor, aunque sea una vez al año —que no hace daño, recuerden—.

Suelo expresar abiertamente aquí mis sentimientos, y saco a la luz mis dudas y también mis rencores y preocupaciones. La ausencia de buenos modales, o la falta de gratitud, es algo que uno vive actualmente casi cada día, y aguantar tanto desagradecimiento, o ser testigo del desinterés total y absoluto por adquirir ese compromiso social de entendimiento y tolerancia, es algo que en ocasiones le hace a uno plantearse el ser huraño y malcarado no por iniciativa propia, sino por verse tentado a caer en la misma indiferencia que pringa a tanto maleducado. Existe hoy demasiado egoísmo e individualismo, todos exigen que se respeten sus derechos pero no ofrecen un mínimo para cumplir con unas obligaciones sociales que, en realidad, no son obligaciones como tal, más bien son una muestra de nuestra naturaleza benévola. Dicho esto, que pasen unas felices fiestas. Volvemos en enero. 

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