Las ideas variopintas de César Aira, autor genuino (reseña)

Que César Aira es uno de los escritores más prolíficos de las últimas dos décadas nadie puede negarlo. Su actividad es incesante, lo cual me provoca más de una pregunta sobre el funcionamiento de un cerebro (el suyo) que creo privilegiado. Da la sensación de que Aira, todo él, su ser, es literatura. Si no, no logro entender de dónde brotan todas esas historias que plasma sobre el papel, esa ingente cantidad de palabras bien hilvanadas. Tiene un don natural, de eso no hay duda.
He leído algunos de sus libros de ficción, muchos de ellos sobresalientes y con un humor absurdo que se agradece. El argentino tiene la capacidad de ofrecer relatos que no dejan indiferente al lector, pero es quizá en sus textos de no ficción, en sus breves ensayos, donde uno puede entrever esos conocimientos que ha ido adquiriendo con el paso de los años y que le han otorgado el prestigio que merece.

Los cuadernos de notas o breves ensayos como Continuación de ideas diversas (Jus Ediciones), que ahora tenemos oportunidad de leer, nos permiten apreciar las ideologías y pensamientos, los miedos y ambiciones, de autores del calibre de Aira. Precisamente, este libro es una especie de recopilación de elucubraciones que el escritor argentino lleva a cabo sobre temas variopintos, y en esas «ideas diversas» observamos una inteligencia notoria a través de su argumentación, al tiempo que se vislumbra ese sentido del humor tan genuino. 

En estos fragmentos Aira se atreve a reflexionar sobre la traducción y los traductores, sobre el síndrome de la página en blanco, sobre la corrección ortotipográfica, sobre los talleres de escritura, sobre el arte... ¡Aira se atreve incluso a analizar la obsolescencia de los electrodomésticos! Y en cada una de esas entradas o post (si hacemos uso de la nueva terminología internauta), el argentino demuestra una inteligencia desbordante. 

Como no podía ser de otro modo, la mayor parte de estos textos prestan una mayor atención a todo lo relacionado con la escritura. Esto es así, me temo, porque Aira está preocupado por el devenir de la literatura, una literatura por la que siente devoción y respeta por encima de todas las cosas. Y como él, muchos otros, la verdad sea dicha. Por tal motivo, el prestigioso autor centra sus esfuerzos en hacer ver al lector la importancia del lenguaje, así como la trascendencia de mantenerse fiel a los designios de la inquietud y la curiosidad, aspectos elementales de todo buen escritor. 

Es este un libro del que extraer mil y un apuntes y curiosidades, una fuente de la que emanan saberes que el propio Aira ha sintetizado, rubricado y compartido posteriormente —no sin cierta ironía para consigo mismo— para luego, cada uno de nosotros, sacar sus propias conclusiones sobre temas que, muy probablemente, nunca hubiéramos llegado a plantearnos y mucho menos meditarlos. 

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