Fragmentos de la infancia, ejercicios de [des]memoria (reseña)

Mucho se ha hablado en el último lustro de un segundo «boom» latinoamericano en España y el mundo. Ciertamente, existe una generación de escritores al otro lado del Atlántico, nacidos entre finales de la década de los 60 y principios de los 80 del pasado siglo, que poseen una voz y un pulso narrativo extraordinario. Para mí, la escritura de muchos de ellos está a un nivel superior en cuanto a tono y ambición literaria que el demostrado por algunos narradores españoles hoy. 
Eso no quita para que hayan excepciones, claro está, pues el riesgo y osadía de autores como Rubén Martín Giráldez o Luis Rodríguez, por citar dos ejemplos, no deja de sorprenderme. Sin embargo, estoy enamorado, y no siento vergüenza al confesarlo, de la literatura hispanoamericana o latinoamericana, como prefieran llamarlo. Nombres como los de Eduardo Halfon, Samanta Schweblin, Yuri Herrera, Valeria Luiselli, Alia Trabucco, Mariana Enríquez, Sergio Chejfec o Selva Almada, entre muchos otros, son actualmente la crème de la crème de las letras en castellano. Insisto, es mi opinión personal.

Muchos de los nombres ya citados han ido apareciendo en un listado que, con los años, se ha convertido en una especie de oráculo o, más bien, una guía sobre el presente y futuro de la escritura en español. Me refiero a Bogotá39, que en cada edición selecciona a 39 de los mejores escritores de ficción menores de 40 años de América Latina. En el último listado encontramos el nombre del chileno Gonzalo Eltesch, afincado en Barcelona, y que acaba de publicar en Pepitas de Calabaza la que es su ópera prima, Colección particular.

Sin ser un devoto de este tipo de listados y selecciones, sí diré, en su favor, que hasta la fecha Bogotá39 ha sabido reconocer a un amplio grupo de narradores únicos, lo cual me lleva a pensar que Eltesch tiene mucho que decir. Tras la lectura de su primera obra, confirmo mis sospechas, pues veo en lo que me cuenta, o más bien, en cómo presenta su historia, un signo revelador.

Colección particular es una serie de estampas, fragmentos, postales... en las que Eltesch realiza un juego metaliterario y autoficcional intentando disfrazarlo de una novela de no ficción. Me explico. A través de esos retazos, que escribe y comparte con nosotros, el autor chileno pretende ofrecernos un recorrido, desde su presente y perspectiva «madura», por su infancia y adolescencia. No obstante, en ese ejercicio de recuperar la memoria se produce, irremediablemente, uno intencionado de desmemoria, confundiendo al lector hasta el punto de no saber si lo narrado es o ha sido real. Aunque, ¿qué es real y qué no? Eltesch impregna sus textos de una nostalgia profunda, de dudas y de incertidumbres, pues de forma subrepticia se pregunta cómo hubiera sido su vida si sus padres hubieran sido distintos, si él hubiera sido distinto o si su país hubiera sido distinto. Un planteamiento original y fresco, una escritura fluida. ¿Qué más se puede pedir? 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Te has dejado en el tintero a Antonio López Ortega.

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