Una historia familiar entre lo real y lo fantasmagórico (reseña)

Si mi memoria no me falla, fue Sergio Chejfec quien, en uno de sus libros, remarcaba que la literatura, más concretamente la narrativa, «no es un arte de imágenes físicas». Tal afirmación me brinda la posibilidad de reflexionar sobre una obra que, precisamente, se aleja de lo físico o de lo corpóreo para adentrarse más bien en lo extrasensorial. 

En La canción de los vivos y los muertos (Sexto Piso), Jesmyn Ward hilvana un relato a través de distintas voces para acercarnos a la realidad de una familia del Misisipi, una realidad cruda por lo injusta para algunos de sus miembros, como el joven Jojo, hijo de una madre que prefiere colocarse para evitar tomar conciencia de su propia existencia. Así, Jojo es criado por sus abuelos maternos y se ve obligado a crecer demasiado rápido, haciéndose cargo de su hermana pequeña, trabajando codo con codo con su abuelo en tareas de labranza y cuidado de animales. A todo ello, se le añade una abuela enferma, postrada en su cama, y un padre encarcelado en una prisión a varias horas hacia el norte de su hogar, un lugar que su abuelo también conoció desgraciadamente cuando era un campo de trabajo forzado brutal e inhumano por ser de una raza diferente. En este sentido, la autora estadounidense, que se alzó con su segundo National Book Award con esta obra, se vale de esta familia desestructurada aunque luchadora para compartir otra realidad que sigue siendo una marca o herida que no termina nunca de cicatrizar, como es la lacra del racismo. 

Del presente libro hay muchos aspectos que me suscitan interés. El más claro es esa alternancia de voces que permite al lector situarse en la mente de Jojo, de su madre, Leonie, y de Richie, un personaje que a lo largo de la historia se sitúa entre lo real y lo fantasmagórico. Con ello, Ward nos brinda un relato que va aumentando en complejidad y riqueza, pues su carga psicológica es cada vez mayor, más intensa. Las perspectivas de estos tres personajes, con sus miedos e ilusiones, con sus dudas y sus secretos, captan rápidamente nuestra atención, nos trasladan a un escenario de tensión máxima, donde la pérdida de la inocencia es un hecho y en el que no hay lugar para el consuelo. Diríase que en esta historia, todos y cada uno de los personajes persiguen un objetivo común: encontrar la paz. Una paz de espíritu, que les reconforte y les permita seguir con sus vidas sin temor a aquellos fantasmas del pasado, presente y futuro les impida alcanzar ese ansiado sosiego.

Jesmyn Ward escribe en La canción de los vivos y los muertos sobre personas reales y sus sombras, crea una historia en la que todos ellos desconfían, aprenden y  discuten con los muertos. Un libro poderoso, sentimental y también turbador, en el que se restablece una verdad oculta y se rememoran pasajes de unas vidas que han sufrido y sufren a través de su memoria y sus anhelos. Una gran, gran novela, sin duda. 

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