Grandes cuestiones de nuestro tiempo (reseña literaria)

Siempre surgen dudas sobre el cómo, qué, porqué y para qué escribir. Muchos autores confiesan que escriben porque pueden, sin más. Otros vociferan que el proceso de escritura les ayuda a exorcizar sus miedos. Existe también un grupo que únicamente busca el divertimento, pasar un buen rato escribiendo para hacer pasar al lector un buen rato leyendo. Se ha escrito mucho, de eso no hay duda.
Uno a veces se sorprende de la inmensa cantidad de páginas y páginas que enriquecen nuestro intelecto, que están ahí, esperando ser leídas, sin ningún reparo. Como es lógico, a pesar de que algunos crean que para escribir no es necesario leer --entendiendo esta afirmación como el hecho de “escribir bien”; obviamente, cualquiera puede escribir lo que se le antoje, aunque quizá su riqueza sea nimia--, las lecturas son esenciales para captar la esencia de otras épocas, además de poder dilucidar algunos porqués del comportamiento y la psique del ser humano --esa cosa tan extraña que nunca dejará de sorprendernos--. Cualquier autor tiene sus referencias e influencias; éstas les ayudan a confeccionar su propio pensamiento e ideología, a depurar sus gustos y forjar nuevas ideas.
Partiendo de esas nuevas experiencias recibidas a través de los libros de otros y de la experiencia vivida cada día por uno mismo, es normal que una persona con ciertas inquietudes literarias e intelectuales busque el modo de plasmarlas sobre el papel. Sin embargo, no siempre se logra el objetivo, por las razones que sean. Esta es, aproximadamente, la base para entender un ensayo o autobiografía, según se mire, fascinante: Los libros que nunca he escrito.
El crítico, teórico de literatura y profesor George Steiner --ganador del Premio Príncipe de Asturias-- escribió en 2008 esta obra que no ha dejado de reeditarse por una razón plausible: comparte con el lector su intimidad, algo que siempre atrae por ese instinto ‘voyeur’ que poseemos los seres humanos. En este ensayo, publicado por Siruela, Steiner habla de siete libros que nunca pudo escribir, bien por ser demasiado íntimos o porque el tema era extremadamente duro, avocado al sufrimiento. Cada capítulo es un claro ejemplo de erudición, una delicia para el buen y paciente lector donde critica, analiza y confiesa sus preocupaciones sobre el sexo, el exilio, la teología, las Humanidades... Imprescindible.

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