Volver a creer en la esencia del periodismo (reseña literaria)

“O ya no entiendo lo que está pasando o ya no pasa lo que estaba entendiendo”. Estas palabras de Carlos Monsiváis reflejan la perplejidad de nuestra actualidad, esa realidad paradójica que nos vapulea y que nos priva de un sentido inteligible. No es un secreto el hecho de que el siglo XXI, la centuria de la comunicación incomunicada, Internet y sus siervos rebeldes --Facebook y Twitter--, sea un cúmulo de pequeños despropósitos. La sociedad anda dubitativa, incrédula, decepcionada y desilusionada con el poder. A través de las nuevas tecnologías, supuestamente, recuperamos la capacidad de criticar y de actuar. No obstante, todo son fuegos de artificios que no conducen a ningún lado. Quizá por eso crea que el mundo del periodismo debe autoanalizarse para comprender que es necesario mimar al lector y, porqué no decirlo, educarlo. Para ello una de las fórmulas más atractivas es la crónica literaria. ¿La crónica literaria? Sí, puesto que es una clara apuesta por ofrecer una información cercana al lector, cuidada hasta el más mínimo detalle, trabajada.
Reconozco haberme dejado seducir, como hacía tiempo que no sucedía, por la lectura de la Antología de crónica latinoamericana actual, que ha editado Darío Jaramillo (Alfaguara). Adentrarse en este volumen ayuda a comprender que, como dice Norman Sims, “las fuerzas esenciales del periodismo literario residen en la inmersión, la voz, la exactitud y el simbolismo”. La inmersión significa el tiempo dedicado al trabajo, de ahí el mimo con que pueden tratar los textos, enriqueciéndolos para ofrecer un retrato global y detallado de los personajes, situaciones y ambientes que protagonicen la noticia. Ciertamente, en Latinoamérica existen algunos de los mejores cronistas del mundo y en esta antología los pueden disfrutar al máximo. Así, se tiene la oportunidad de leer a Martín Caparrós, Juan Villoro, Leila Guerriero, Gabriela Wiener, José Alejandro Castaño, Juan José Hoyos, Mario Jurisch Durán, Alejandro Zambra... Como dice Jaramillo en el prólogo, “la crónica periodística es la prosa narrativa de más apasionante lectura y mejor escrita hoy en día en Latinoamérica”. La verdad es que el material que aquí se encuentra es exquisito, un generoso canto al oficio de periodista que tan complejos momentos pasa en la actualidad. Leyendo a estos magos de las palabras uno vuelve a creer en la esencia y conciencia de una profesión que supone una auténtica aventura.

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