Entrevista a... Jonathan Nott

Dicen que son los guardianes de la tradición sinfónica alemana, una embajadora cultural en toda regla. También es la orquesta alemana que más giras realiza al cabo del año. La Bamberger Symphoniker actuará este próximo martes, 26 de febrero, junto a la soprano Christiane Karg y la violinista Alina Pogostkina, en el Auditori i Palau de Congressos de Castelló.
Un servidor, como buen ser curioso y enamorado de la música clásica, no pudo evitar querer hablar con su afamado director, el británico Jonathan Nott. Esta es la entrevista totalmente en exclusiva.


Jonathan Nott es el director principal de la Bamberger Symphoniker. Foto: Thomas Mueller


Pregunta: La Bamberger Symphoniker es una de las orquestas más reconocidas a nivel europeo, además de ser la gran embajadora de la música sinfónica alemana. ¿Qué siente al dirigir un conjunto de tal nivel? ¿Mucha presión?

Jonathan Nott: Cuando me ofrecieron el puesto de director principal de la orquesta --eso fue en 1999--, reconozco que me sorprendí al principio, e incluso sentí cierto nerviosismo. No obstante, me dije a mí mismo: soy británico, y mis dioses han sido las orquestas de Joseph Keilberth y Horst Stein, tan profundamente arraigadas a la tradición germano-bohemia.
Nunca había dirigido la orquesta con anterioridad y sugerí la posibilidad de organizar un concierto de forma conjunta y ver cómo trabajábamos juntos. ¡Fue una experiencia maravillosa! Me llamó la atención inmediatamente el sonido que desprende el conjunto, profundo, que surge del interior, nada superficial. El sonido parece provenir de diversos estratos --realmente “arde”--. Esto coincide perfectamente con las exigencias expresivas necesarias para interpretar a Mahler, Wagner o Brahms, puesto que permite crear un mundo sonoro muy complejo, realza esas complejidades y las aspiraciones del Romanticismo alemán. Puede sonar filosófico, pero con la Bamberger Symhoniker puedo combinar mi deseo de formar y moldear estructuras musicales con una manera maravillosamente espontánea de hacer música y de crear timbres muy interesantes. Estoy muy unido a esta orquesta y creo que todavía nos quedan momentos maravillosos por vivir.

P: Como director, ¿cuál es su opinión respecto al estado actual de la música clásica? ¿Cree necesario que haya una mayor difusión? ¿Los jóvenes de verdad se interesan por los compositores clásicos?

J. N.: En la Bamberger Symphoniker podemos considerarnos afortunados. En Alemania la música sigue siendo una parte fundamental de la cultura para todos, está en su sangre, en sus genes. Eso nos hace sentir muy queridos y aceptados. No queremos que nos consideren elitistas porque sentimos que formarmos parte de la vida de las personas. En Alemania y Austria --hogar de Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Wagner y Mahler-- la música clásica era parte del mosaico de la vida cotidiana. Y lo más importante: las orquestas y óperas aquí son económicamente estables, más o menos.
Por otra parte, también estoy convencido de que los jóvenes pueden enamorarse de la música clásica si les ofrecemos la posibilidad de descubrirla. En Bamberg se organizan conciertos para estudiantes cada temporada. En cada actuación, la entradas se agotan casi siempre.

P: Aunque sea una pregunta tópica, ¿qué simboliza la música para usted?

J. N.: Bueno, aparte del hecho de que me encanta y que siento un gran placer cada vez que escucho las obras de un compositor genial --al igual que aquellas personas que disfrutan leyendo un drama de Shakespeare o mirando una pintura de Picasso--, es mi manera de expresarme. Un pintor se expresa en el lienzo, un escritor en las páginas de sus libros. Yo lo hago a través de la música que dirijo. La música, más cuando la interpretas, nos permite mantener una relación cercana los unos con los otros, nos enseña que podemos lograr mucho más cuando nos mantenemos unidos.

P: Desde su debut en 1988, ¿qué aspectos valora de su carrera?

J. N.: Principalmente, la suerte de haber podido experimentar diversas oportunidades musicales que han cambiado mi vida, experiencias y desafíos. Y, supongo, que haber tenido la voluntad y la energía de sacar el máximo provecho de ellos. Por supuesto, también valoro el hecho de recibir muy buenos consejos en los momentos cruciales.

P: En el concierto que ofrecerán en Castellón, interpretarán piezas de Gustav Mahler y Wolfgang Amadeus Mozart. ¿Qué nos puede decir del programa?

J. N.: El Concierto nº 5 para violín de Mozart es una de las piezas más extraordinarias que hay. Tenía sólo 19 años cuando lo compuso, pero demuestra un dominio consumado que deja al espectador sin palabras. Además, contiene uno de los ingredientes que, en mi opinión, es la esencia de todo gran arte: ¡Conocer las reglas para romperlas! --Ríe--. Hay muchos ejemplos que demuestran que Mozart había estudiado los modelos musicales existentes hasta la fecha a fondo, con el fin de superarlos.
La Sinfonía nº 4 de Mahler es una obra maestra. Su genialidad no radica únicamente en el apartado intelectual y técnico, más bien en la habilidad por crear una textura musical “mozartiana” que Mahler tejió a partir de una gran variedad de pequeños detalles.

Nott durante una actuación. Foto: Klaus Rudolph

P: ¿Cuáles son sus compositores favoritos, si es que siente alguna predilección especial?

J. N.: Obviamente, los compositores cuyas obras he estado grabando con la Bamberger Symphoniker en los últimos años, comenzando con nuestro “proyecto Schubert”. Hemos grabado todas sus sinfonías, así como obras de compositores contemporáneos que se inspiraron en él e interpretaron su música a su manera. Luego está Gustav Mahler. Hasta el momento, hemos publicado grabaciones de casi todas sus sinfonías. Aún faltan la 6 y la 8, que editaremos este año. Y luego está, por supuesto, Richard Wagner. Su música siempre me fascinó, desde que era estudiante en Inglaterra. Recuerdo cuando tuve la oportunidad de dirigir por primera vez el ciclo de El anillo del nibelungo en Wiesbaden, Alemania. Impresionante. Además de estos tres compositores, estoy muy interesado en la música contemporánea.

P: ¿Qué se necesita para triunfar como músico? ¿Gran cantidad de esfuerzo y dedicación? ¿Suerte?

J. N.: Bueno, todo eso es necesario, claro. Los requisitos de esta profesión tan singular son de hecho muy complejos y difíciles de caracterizar por la combinación de dotes artísticas con habilidades técnicas y de comunicación. Es por eso que para la Bamberger Symphoniker es tan importante la organización del Concurso Mahler, cuya próxima edición tendrá lugar en junio. Cada tres años, desde 2004, este certamen ha dado a artistas jóvenes la oportunidad de adquirir una valiosa experiencia trabajando codo con codo con la orquesta para presentarse, posteriormente, a un jurado de alto nivel internacional. Por lo tanto, se necesita no solo el talento y el trabajo duro para convertirse en un buen músico. Igualmente importante es el hecho de que las instituciones y la sociedad quieran dar a los jóvenes músicos la oportunidad de mostrar su talento y comenzar, así, una carrera.

P: ¿Qué importancia le otorga a las giras?

J. N.: La Bamberger Symphoniker siempre ha sido y sigue siendo una “orquesta de gira”. De hecho, oficialmente nos definen como los “embajadores culturales de Baviera en el mundo”, lo que ejemplifica claramente nuestra misión. Por mucho que nos guste actuar en nuestra ciudad, Bamberg, donde podemos contar con el increíble apoyo de nuestros socios --casi el 10% de la población de Bamberg es abonado de la orquesta--, nosotros queremos viajar y mostrar al mundo lo que hemos logrado y somos capaces de realizar --aunque también debemos hacer lo propio con las autoridades que financian la orquesta, sobre todo el Estado de Baviera--.
Asimismo, el mundo es el escenario en el que las orquestas de clase mundial tienen que actuar con el fin de obtener y mantener su reputación. Y es de gran importancia asisitir a las famosas salas de conciertos de todo el mundo, porque así tenemos la oportunidad de competir con todas las otras formaciones de nuestra “liga”, algo que es increíblemente estimulante para los músicos. Solo cuando te expones a una competición de clase mundial uno es capaz de progresar y mejorar. Así que, en pocas palabras, las giras son de vital importancia no solo para ganar la conciencia pública, sino también para mantener ese alto nivel de perfección musical.

P: ¿Algún consejo para los músicos jóvenes?

J. N.: Que sean ellos mismos, que aprendan de los demás pero que no traten de convertirse en una copia de nadie. Y, sobre todo, que sigan siendo curiosos. Es importante seguir descubriendo y cuestionar todo lo que crees saber. H

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