La escritura de Aira, divertimento y fantasía (reseña literaria)

Parte de la literatura de César Aira podría decirse que es pura fantasía, un divertimento o ejercicio lúdico que otorga al lector la posibilidad de relajarse, aligerar tensiones. Aira es único, su prosa lo es, su sentido del humor y su ingenio también. Uno no sabe nunca con qué se va a encontrar cuando abre alguno de sus libros, aunque sí puede tener la certeza de que no se aburrirá. 
Al escritor argentino le gusta poner patas arriba cualquier concepción de lo que es real y lo que no. Sus textos bien pudieran ser ensoñaciones, insinuaciones, prácticas de un escapismo refinado de la realidad. Quizá por esa razón atraiga a aquellos lectores fantasiosos, soñadores. El mármol (La Bestia Equilátera) narra el periplo de un hombre que no sabe cómo ni por qué se bajó los pantalones para contemplar su cuerpo desnudo, en pleno día. Al no recordar, decide escribir los pequeños detalles que revolotean por su mente para construir, poquito a poco, un esquema de las circunstancias que le llevaron a protagonizar semejante extravagancia.
El protagonista sabe, o cree saber, que fue a comprar pilas a un supermercado chino, uno de esos bazares en los que puedes encontrar cualquier cosa, cualquier tontería. Las compra, pagando con un billete de 40 pesos que da al dependiente chino. No obstante, éste no tiene cambio suficiente y decide reembolsarle la cantidad a devolver con souvenirs, a cual más ridículo, y "glóbulos de mármol". Con el bolsillo lleno de baratijas, decide emprender el camino de vuelta a casa pero se encuentra a un adolescente chino, escuálido, que no deja de fumar y fumar. Y, sin saber muy bien por qué, ambos emprenden una aventura que les llevará a su casa, donde el joven chino realiza un zapeado por los canales de televisión, encontrando un mensaje cifrado, para luego descubrir una estatua de una tortuga horrenda que "late" y posteriormente dirigirse a otro supermercado chino. Allí, nuestro ¿héroe? se encontrará con los dueños --chinos-- que desean intercambiar la tortuga a cambio de su local. ¿Locura, acaso? Pero eso no es todo, pues los que todos creíamos que eran chinos, no son tal, son extraterrestres que provienen de un mundo lejano pero idéntico al nuestro, que se marcharon para adquirir nostalgia de su rutina. Ahora sí, locura. 
Aira propone disfrutar de la escritura, del placer de la escritura misma. Para ello se escabulle a través de esos equilibrios de fantasía y humor que, sinceramente, enganchan. 

Comentarios

Entradas populares