El manual perfecto sobre la "alcohología" (reseña literaria)

Existen personas que padecen una determinada enfermedad, la cual les genera una fuerte necesidad de ingerir alcohol. Las causas por las cuales deciden "ahogar sus penas" en el líquido destilado son difusas. Expertos en salud remarcan tres posibles factores: los genes, el medio ambiente y/o la psicología, como ser impulsivo o tener baja la autoestima. A esas personas se les suele denominar alcohólicas o, en su versión más popular, borrachos.
Que el alcoholismo es un serio problema, nadie lo pone en duda. La ingerencia desmedida de la sustancia etílica provoca infinitas situaciones curiosas, hostiles, descorazonadoras, autodestructivas, graciosas, estimulantes... En la literatura podemos encontrar numerosas historias impregnadas en alcohol y, por supuesto, escritores que siempre tuvieron cerca una botella --Francis Scott Fitgerald acabó sus días sin poder dormir si no tomaba alguna que otra gota de alcohol, por citar un ejemplo--. 
A pesar de su "mala fama", cabe mencionar la existencia de otro tipo de personas que realmente disfrutan y, lo que es más importante, saborean y saben apreciar un buen licor --con esto no digo que no se emborrachen, pues lo hacen, claro está--. Kingsley Amis podría entrar en ese grupo de fanáticos, amantes de la bebida, con un matiz concreto: Amis era un erudito sobre el tema. Precisamente, en Sobrebeber (Malpaso) encontramos una guía exquisita, escrita con guiños irónicos encantadores, sobre cócteles, cómo prepararlos, sobre las distintas clases de bebida que existen en el mundo --desde la ginebra británica al vodka polaco, pasando por el kumis, un licor que los tártaros de Asia central destilan de la leche fermentada de yegua, entre otros--, las marcas, regiones productoras, las diferencias entre un whisky escocés y uno irlandés o el bourbon americano --o entre un cognac y un brandi--, etc. 
Amis se permite ofrecer, por si fuera poco, una serie de consejos sobre cómo ser el mejor anfitrión posible (o el más tacaño), además de detallar una serie de pasos para evitar la resaca o hacerla menos agresiva --habla de la existencia de una resaca física y otra metafísica, y propone una serie de lecturas y audiciones para ponerle remedio--. Versa también sobre cómo no emborracharse, pero eso quizá no interese. 
La lectura de este peculiar manual --que recomiendo encarecidamente-- le permite a uno adentrarse en el fascinante mundo de la "alcohología" o el "beodismo", aprender también que "la comida es la maldición de las clases bebedoras", que "no hay en el mundo mejor trago corto que el whisky de malta" o que "dónde, qué o cómo bebemos, o deberíamos beber, son preguntas distintas y mucho más interesantes". Una lectura festiva, repleta de pequeñas confesiones y consejos que cada cual puede poner en práctica o no. Seguro que a Kingsley Amis le daría igual o simplemente esbozaría una sonrisa un tanto maliciosa. Alabado sea. 

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