Un Julio Camba narrador, un Julio Camba rescatado (reseña literaria)

"A los dieciséis años yo era protagonista de novelas, y a los veintidós las escribo. Indudablemente he decaído mucho". Julio Camba, autor de estas palabras, encarna la figura del periodista comprometido, ese profesional cuya única convicción era retratar la realidad que le circundaba, sin ataduras, buscando algo tan elemental e indispensable para el ser humano como es la libertad. 
Camba fue anarquista, también fue un exiliado, un superviviente, un hombre preocupado que escribió brillantemente algunas de las crónicas más extraordinarias de la España de principios del siglo XX. Su escritura se caracterizó siempre por su escepticismo e ironía. Camba fue un analista de la condición humana, un viajero, un esnob, un aventurero o persona de "culo inquieto". Hacía, como dijo una vez Francisco Umbral, "un periodismo costumbrista, sociológico y literario que iba bien para los suplementos dominicales". Hacía eso, y mucho más. Claro.
En el último año y medio parece ser que la figura de Julio Camba, su aura o algo parecido, vuelve a nosotros para "rescatarnos". Son muchas las editoriales (Libros del KO o Pepitas de Calabaza, por ejemplo) que están recuperando los textos de todo un mito del periodismo. Asimismo, en esta especie de 'Año Camba', la coruñesa Ediciones del Viento ha reeditado en un mismo volumen dos de sus novelas cortas: El destierro y El matrimonio de Restrepo. La particularidad de esta edición radica, además de poder adentrarse en el mundo "narrativo" de Camba, en la recuperación de las ilustraciones de sus primeras ediciones, obras del misterioso  A. Mira, en 1907, y Rafael de Penagos, en 1924, así como las espléndidas caricaturas que entonces habían dibujado Tovar y Sirio.
El destierro es una narración en primera persona de las peripecias del propio Camba en Argentina, quien llegaría a esta tierra con tan solo 17 años y donde conocería a la cúpula anarquista de Buenos Aires, convirtiéndose en poco tiempo en uno de sus mayores entusiastas hasta que la Ley de Residencia lo devolviera (expulsado) a Barcelona. En El matrimonio de Restrepo, el originario de Pontevedra pero ciudadano del mundo hace uso del cinismo --fino, eso sí-- para hacer un alegato en favor de la soltería y el celibato --se sabe que Camba era un fiero militante de esto último--. El humor y la coquetería impregnan estas páginas que demuestran su maestría a la hora de narrar lo cotidiano. "Yo estaba acostumbrado a hacer uso de la palabra para contar anécdotas, decir banalidades amorosas y pedir café", dice. ¡Ja! 

Comentarios

Estupendo. Como todo lo que escribe, querido Iletrado. Digo: querido lector avergonzado.
Eric GC ha dicho que…
Mire quién fue a hablar, queridísima.

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