Sobre el dolor físico y moral de guerras como Vietnam (reseña literaria)

Narrar los horrores de una guerra supone un ejercicio brutal. Describir con detalle las atrocidades que el ser humano es capaz de cometer mientras se debate entre la vida y la muerte, mientras lucha por la supervivencia o la extinción, acarrea la vergüenza y decepciones de sus protagonistas. Nadie sale vencedor, nadie; más allá de las heridas físicas, siempre quedan una serie de cicatrices invisibles. Las secuelas de una guerra son devastadoras para muchos de los supervivientes, algunos de los cuales nunca comprenderán por qué lucharon y para qué --e, incluso, para quién--. Toda esa confusión, en la que subrepticiamente se halla un intenso sentimiento de culpa, puede provocar --y provoca-- trastornos psicológicos de primer nivel que conducen a un infierno íntimo y personal, un infierno del que se pretende huir a base de alcohol y drogas; o, si el conflicto moral, condicionado a su vez por el estado físico, es deprimente e insoportable, optar por la muerte inducida, el suicidio.

Trabajo sucio (Dirty Works) es una novela escrita por Larry Brown, autor sureño que se vio influenciado por la narrativa de William Faulkner, Flannery O'Connor o Harry Crews, por citar algunos ejemplos. Muchos le consideran hoy en día un autor de culto y en él veía ingredientes necesarios para disfrutar de una lectura cruda, de vidas oscuras empapadas en alcohol y sexo, relaciones ruinosas. La historia que presenta en esta su primera novela, publicada en 1989, es la de dos extraños que coinciden en un hospital de veteranos, 22 años después de haber combatido en Vietnam. Ambos comparten anécdotas de sus ejercicios militares, comparten penas. Los dos son unos lisiados, a uno le faltan todas las extremidades y el otro tiene la cara totalmente desfigurada y sufre ataques constantes. Braiden y Walter son los protagonistas de esta historia en la que rememoran sus dolorosas experiencias, en la que uno quiere morir y el otro cree atisbar una posibilidad de ser feliz. Sin embargo, no termino de encontrar el punto a este relato sobre los horrores de la guerra, no me transmite compasión --no en la medida que creo necesitan los propios personajes--, ni encuentro suficientes dosis de humor negro para que me atrape. Si alguien está interesado en leer sobre Vietnam, le recomendaría encarecidamente Las cosas que llevaban los hombres que lucharon (Anagrama), de Tim O'Brien.

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