El ambicioso testamento literario de Malcolm Lowry (reseña)

Riqueza, literaria e intelectual. Eso es lo que aporta y ofrece al lector Malcolm Lowry a través de las páginas de la que quizá iba a ser su gran obra, su obra maestra en vida, que, sin embargo, y por esos caprichos del destino, se ha convertido finalmente en su testamento literario. Me refiero a la obra que se creyó perdida, calcinada por culpa de las llamas que incendiaron su hogar. Triste episodio, sin duda, trágico incluso, si bien en aquel mismo accidente sí pudo «rescatar» del fuego la que hasta la fecha es su obra más reconocida, Bajo el volcán.  

Rumbo al Mar Blanco (Malpaso) no tuvo la fortuna de salvarse de las agresivas llamaradas. Al menos, eso creíamos la mayoría, hasta el propio Lowry, quien no dejó nunca de lamentarse por la pérdida de un manuscrito que, según dicen, le tenía obsesionado. Sin embargo, como si de una obra de ficción al más puro estilo hollywoodiense se tratara, existía una copia anterior que Lowry abandonó en el hogar de su ex mujer. Cual ave Fénix, ese texto, que no está completo en su totalidad, resurgió de sus cenizas 50 años más tarde y hemos podido sumergirnos en él. 

Al principio escribía la palabra «riqueza», pues es lo que este texto nos ofrenda debido a la ambiciosa propuesta de un Lowry que parece haber incluido en él todos aquellos conocimientos  adquiridos. Existen multitud de citas y referencias de sus lecturas e inquietudes que impregnan cada una de las líneas que parecen haber sido pensadas hasta el más mínimo detalle —incesantes son las anotaciones o pies de página que a veces dificultan el ritmo de lectura, pero que son necesarias—. Todo ello para narrar la historia, algunos dicen si autobiográfica, de un estudiante de Cambridge de buena familia que aspira a convertirse en escritor, a escribir un libro que narre sus vivencias como carbonero en un navío, que describa sus anhelos y desesperanzas. No obstante, y he aquí un dato importante, este joven, Sigbjorn, se muestra obsesionado y hasta cierto punto confuso porque está convencido de que otro ha escrito el libro que él quería escribir, y que lo ha hecho, además, infinitamente mejor. 

Hay en estos párrafos un sentimiento constante de culpa, una búsqueda incesante sobre el sentido de la existencia, una huida temerosa, un desvarío. El protagonista es un ser desubicado, que no entiende los designios de una vida que llega a dudar de si es suya. Hay una crisis de identidad, una profunda reflexión política —sobre el comunismo, el fascismo...—, una aceptación de la fragilidad del propio ser humano. Hay, también, pasajes que son memorables, como las digresiones entre Sigbjorn y su hermano, entre Sigbjorn y su padre, entre Sigbjorn y Nina... Intercambios dialécticos con unas argumentaciones filosóficas de alto nivel que demuestran la percepción de la existencia del propio Malcolm Lowry. 

Libro introspectivo y, sobre todo, ambicioso, muy ambicioso.  

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