Una historia sobrenatural sobre las leyendas del rock (reseña)

Hay decisiones que tomamos, o que toman otras personas, a las que no podemos dar una explicación plausible. Son acciones que llevamos a cabo quizá de una forma involuntaria, basadas en falsas creencias o mitos. No hay, por tanto, respuestas lógicas que a priori nos den pistas sobre el origen de esa decisión tomada. Es decir, a veces actuamos de un modo extraño sin saber cómo ni porqué, lo cual deja espacio para dar rienda suelta a nuestra imaginación y pensar que, quizá, puedan existir otros «poderes» o «fuerzas» que nos inducen a llevar a cabo tales acciones, que distan mucho de nuestro comportamiento habitual. ¿Es eso posible?

En Éste es el mar (Literatura Random House), Mariana Enríquez nos habla de unos extraños seres incorpóreos que pueden adoptar forma humana, cuyo sistema organizativo se asemeja mucho al de un enjambre de abejas, y que son los responsables de contagiar el fanatismo más exacerbado a los jóvenes seguidores de grupos musicales de moda. Estos organismos etéreos, Las Luminosas, son los encargados de despertar la pasión y pulsión sexual de los adolescentes, de acelerarles el pulso cuando acuden a un concierto o provocarles el delirio máximo. Esa es su misión, y si la llevan a cabo con éxito, como en toda estructura corporativa, pueden aspirar a un puesto de mayor responsabilidad, aunque con ello pongan en peligro la vida de esos enfervorecidos fans.

Esta historia, que coquetea con el mundo de lo desconocido, de la fantasía y lo sobrenatural, de la novela de terror, es la historia de una de esas luminosas —que tomará el nombre de Helena— y su aspiración por abandonar el enjambre y ser parte de un selecto grupo formado por luminosas que convirtieron en leyenda a algunos de los músicos de rock más célebres de la historia reciente. ¿Qué leyendas son esas? ¿Y cómo hicieron las luminosas para convertirlos en tal cosa? He ahí el misterio, o no tan misterio, pues se trata de figuras como Kurt Cobain, Sid Vicious, John Lennon, Jim Morrison, Jimi Hendrix y Brian Jones, todos ellos fallecidos a una edad temprana en extrañas circunstancias o cuyas muertes siguen siendo objeto de discusión. Ellas fueron las encargadas de inducirles al suicidio o de alimentar su desamparo, y Helena, previo sacrificio de una fan, es la encargada de «hacer leyenda» a James Evans, cantante de un grupo llamado Fallen que ahora goza del estrellato. Sin embargo, ese proceso, que se intuía fácil, no resulta tal cosa, pues esta luminosa se «enamora» de su «presa». ¿Cuál será su final?

Mariana Enríquez nos introduce en una especie de inframundo, un universo plagado de figuras míticas que encarnan el bien y el mal, donde se entremezcla la locura y el sacrificio con lo divino. La lectura de esta corta pero extraordinaria novela lo absorbe a uno, le contagia una especie de desesperación, fruto de ese amor y devoción enloquecido, de ese ansia de inmortalidad. Apabullante y enigmática historia. 

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