Pensamientos y recuerdos de John Berger, un sabio (reseña)

Escritor, crítico de arte, pintor... Dicen que John Berger no fue un intelectual. Los que esto afirman prefieren creer que el británico encarnaba más bien la figura del sabio. Yo no sabría qué decir al respecto, sólo sé que su desaparición me causó un profundo pesar, pues existe en su obra, en sus «modos de ver» la vida algo que me conmovía. En realidad, sigue haciéndolo, como he podido comprobar tras la lectura del que, según parece, fue el último libro que publicó, Confabulaciones (Interzona).

De forma totalmente casual me topé con este libro en forma de cuaderno de notas y publicado por una editorial argentina —es fácil, o eso creo, conseguirlo aquí en España; yo lo hice—. En él, uno encuentra algunos textos que son o parecen ser recuerdos, observaciones, apuntes... Existen fragmentos que son puro gozo, y lo son por la lucidez del pensamiento de su autor, y todos ellos conforman una serie de comentarios en los que Berger narra o rememora encuentros con íntimas amistades, o reflexiona sobre la traducción, sobre la música o la importancia de las letras en las canciones, sobre la pintura... Desfilan por estas líneas personajes como Charles Chaplin, Cesária Évora o Rosa Luxemburgo, a quien le dedica una carta repleta de sentimiento y hondas preocupaciones sobre el socialismo, la humanidad, Polonia. Esa carta, comienza así: «¡Rosa!, te conozco desde que era niño. Y ahora soy dos veces mayor de lo que eras tú en enero de 1919, cuando te apalearon a muerte, pocos meses después de que tú y Karl Liebknecht fundasteis lo que habría de ser el Partido Comunista de Alemania». 

Es este un libro luminoso en cuanto a los destellos de agudeza de John Berger, y también por su sinceridad. Como en muchos otros libros, el escritor y artista habla de la esperanza, pero no lo hace de forma ingenua, sino con una total convicción, pues llega a afirmar que prefiere la esperanza a la utopía, y lo argumenta de forma notable explicando que la utopía viene prefabricada, que es un modelo con instrucciones, mientras que la esperanza «es un territorio a construir». Es por ello que Berger también hace mención de la voluntad, una voluntad para mejorar y huir de esa ignorancia que acecha de forma constante nuestras vidas y nos impide ver la realidad. Y ahí, en esa voluntad, el lenguaje es fundamental.

Como digo, esta antología de textos, algunos de ellos publicados en diferentes revistas, nos permite ahondar un poquito más en el pensamiento de un autor que siempre ha sido fiel a sí mismo, que ha creído en el ser humano. Berger busca la fórmula para que todos y cada uno de nosotros evitemos caer en la tentación de la desmemoria, ese ejercicio que irremediablemente nos conduce a ser esclavos de un sistema que oprime o excluye a los que considera más débiles. El pensador y artista inglés quiere evitar los falsos mensajes, la manipulación, y lo hace mediante esas cavilaciones sobre la naturaleza, la música o el cine, sobre la palabra que tan primorosamente articula. Siempre es un placer leer a John Berger. 

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