Una irreverente y cínica pesadilla familiar americana (reseña)

Lo que Gilbert Sorrentino logra hacer en Aberración estelar (Underwood Editorial) es de aúpa. Me explico. Narrar las vacaciones de una familia compuesta por madre e hijo, y un abuelo, en 1939, en una casa de huéspedes en un pueblo carente de grandes atractivos, es algo que no debería despertar el interés de un lector ávido de una escritura arriesgada, que suponga un reto intelectual. Y, sin embargo... Todo en esta historia sobrepasa con creces cualquier expectativa, hasta al punto de reconocer cierta genialidad en el autor de Brooklyn.

¿Qué tiene Aberración estelar que no tienen las típicas obras de carácter costumbrista americanas? En primer lugar, el hecho de ofrecer cuatro puntos de vista distintos de la misma historia, algo que me recordó a ese delicioso relato de mi admirado Thomas Wolfe, El niño perdido (Periférica), en el que recrea la muerte del que fuera su hermano pequeño mediante la voz de cuatro narradores, si bien Wolfe confeccionó los cuatro relatos en cuatro tiempos distintos. Sorrentino nos sumerge de pleno en un momento concreto —en realidad, en 36 horas concretas—, en una acción que determina la vida de esa familia y de otro huésped, y lo hace desde la perspectiva de cada uno de ellos, aunque estos se permitan el lujo de realizar diversos flash-back, rememorando acontecimientos del pasado que nos ayudan a comprender sus modos de actuar en el presente. Así, como si se tratara de un director cinematográfico, Sorrentino pone la cámara allí donde quiere y cuando quiere para hacernos partícipes de la intimidad de cada personaje que va narrando «su» realidad.

A medida que avanzan estos relatos individuales, en los que el propio autor parece que dialoga en alguna ocasión con sus personajes, interrogándolos incluso, somos capaces de comprender que lo que en apariencia era un verano anodino se va transformando en un universo complejo, difuso y falaz. Nada ni nadie es lo que parece. Ni el hijo, un pobre niño bizco consentido que odia a su padre por adoctrinamiento materno, ni la madre, una mujer católica que conserva gran parte de su atractivo juvenil y ansía rehacer su vida alejada de su padre cascarrabias, el abuelo, ni el cuarto protagonista de esta historia, Tom, un comerciante petulante que se las da de humilde, son lo que uno espera encontrar. Todos ellos tienen sus secretos, que poco a poco se desvelan, ofreciéndonos un conjunto narrativo visceral, que no se anda con chiquitas, de un humor negro que se agradece enormemente y en el que no faltan escenas más propias de una peli porno que otra cosa.

Es difícil compartir en estas líneas todo el jugo que uno puede exprimirle a esta novela. Sorrentino fantasea, juega, se divierte. Sorrentino provoca. Esta historia, a pesar de lo que uno puede creer nada más comenzar, es tan imprevisible como la vida misma, donde las apariencias lo son todo. He disfrutado de lo lindo con esta lectura. Atrevida, chulesca, tierna. Un libro que es una celebración del esperpento de la vida y de lo fariseo, vibrante, y que uno goza con frenesí.

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