Conocer al hombre que hay detrás del padre (reseña)

Enfrentarse al padre, a la muerte de un padre, a su recuerdo, a tu memoria, y hacerlo sin traicionarse a uno mismo, sin edulcorar el pasado, sin recrearse demasiado en la nostalgia. No es un acto fácil ni complaciente, más si ese padre y ese pasado se caracterizan por su rectitud y dureza, por su distanciamiento o ensimismamiento. La infancia y adolescencia de Chris Offutt podría ser la de cualquiera en un rincón inhóspito e insalubre situado en un condado de Kentucky, donde el contrabando, las armas y el alcohol, así como el polvo, eran el pan nuestro de cada día. No obstante, no todos aquellos niños y niñas tenían como padre a un escritor excesivamente prolífico, rayano en lo enfermizo, que vivía encerrado en su mundo y que hizo de su propio hogar una especie de infierno para su propia familia. Chris Offutt sí tuvo que confrontar esa situación diaria de tensión máxima casi asfixiante, pues ni él ni sus hermanos podían hacer el más mínimo ruido para no importunar a un padre que decidió dejar su trabajo como vendedor de seguros para dedicarse única y exclusivamente a la escritura, y no una escritura cualquiera.

Andrew Offutt fue, según conocemos a través de Mi padre, el pornógrafo, relato biográfico extraordinario —eso vaya por adelantado— y que edita la recién creada editorial madrileña Malas Tierras, uno de los autores de novela pornográfica más relevantes del siglo XX en los Estados Unidos, además de un ávido escritor de ciencia ficción y otros géneros. Se preciaba de escribir una novela al mes, de modo que su producción es vastísima, más de cuatrocientas novelas, lo cual es, simple y llanamente, sorprendente. Igual de sorprendente que su carácter, esquivo, brusco, intransigente. No era una persona fácil de tratar, como así queda patente en esta obra en la que su hijo Chris se desnuda por completo ante la mirada del lector, una mirada que en ocasiones siente el mismo odio y decepción que el propio Chris sintió hacia su padre, a lo que simbolizaba.

No obstante, a medida que avanza esta historia personal, Chris Offutt, escritor de reconocido prestigio —y autor de obras como Kentucky seco, que también ha publicado este año la editorial barcelonesa Sajalín—, va descubriendo a su padre, su personalidad, partiendo de esa obsesión por la pornografía —como estudio del comportamiento sexual, según llega a confesarle su madre—, de la identidad —tuvo varios pseudónimos o alter egos que potenció hasta límites peligrosos— y de su necesidad por aislarse del «mundo real». Poco a poco, indagando en el legado de su padre, Chris intenta comprender el por qué de su comportamiento difícil, de su ambición y su vanidad, de su volatilidad, y para ello rememora conversaciones y situaciones con gran pesar pero también con rabia y frustración ante la ausencia y su presencia. Chris Offutt quería y temía a su padre a partes iguales, y en cierto modo este relato es una especie de reconciliación, o más bien un ejercicio de superación del que uno no sale indemne. Una lectura que te remueve. 

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