50 años de gloria

Reconozco que soy un ser afortunado. En primer lugar, por formar parte de una familia en la que siempre ha estado presente la música, la buena música. Después, por haber tenido la suerte de encontrar un trabajo que, pese a darme algún que otro quebradero de cabeza, me ha permitido asistir a grandes conciertos que, en otras ocasiones, no me hubiera podido permitir. Finalmente, soy afortunado por saber degustar aquellos pequeños placeres que me proporciona la vida, como es el jazz. Algunos de vosotros, queridos lectores, ya estaréis pensando qué plasta el tío este y sus mamarrachadas del mundo jazzístico, de tal o cual músico, de esa canción o melodía... Pues sí, y a mucha honra!!! Y debo hacerlo porque es superior a mis fuerzas. Además, me gusta compartir con ustedes/vosotros la alegría de vivir (elé, arsa quillo).
Deciros mis fieles seguidores que el pasado 17 de julio, yo y mi pater asistimos a uno de esos acontecimientos que le dejan a uno medio atontado por el puro placer de sentir, en su propia carne, la mágica experiencia de escuchar en vivo y en directo el álbum más famoso y maravilloso de la historia del jazz. Sí, sí. Han acertado! Se trata del Kind of Blue de Miles Davis. El único superviviente de la célebre grabación, el batería Jimmy Cobb, está realizando una gira conmemorando el 50º aniversario de tan destacada fecha. El Palau de Congressos de Peñíscola pudo vibrar con el Kind of Blue at 50 featuring Jimmy Cobb's So What Band. Así, Cobb vino acompañado de Wallace Roney, a la trompeta; Vincent Herring, al saxo alto; Javon Jackson, al saxo tenor; Larry Willis, al piano; y Buster Williams, en el contrabajo. No hace falta que os diga que Jimmy Cobb es una leyenda viva del jazz. Y yo, gracias a quien o lo que sea, he podido deleitarme con él. Una sensación espectacular para un fanático del jazz como creo que soy. Deciros que por momentos creí estar viendo a Miles Davis, John Coltrane, "Cannonball" Adderley, Bill Evans, Wynton Kelly y Paul Chambers en directo. Los muertos resucitaron por un día, y yo pude compartir con ellos un momento inolvidable. Sin ir más lejos, os dejo con la canción Freddie Freeloder, segunda del disco. Espero la disfruten y que no les crezcan los dientes por envidia. Mi intención no es regodearme. Más bien, quiero compartir con todos mi júbilo y alegría por ser el pseudohombre afortunado que soy.


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