David Foster Wallace, sincero y genuino (reseña literaria)

Quitarse la vida, suicidarse. Un tema delicado, tabú, un pecado capital en muchas religiones y, también, en algunas culturas orientales, una forma honorable de escapar de la humillación absoluta, del dolor extremo. ¿Acto de valentía o cobardía? ¿Cómo saberlo? ¿Cómo juzgarlo?
Consternación, incredulidad, enfado, múltiples llantos... La muerte de David Foster Wallace sacudió al mundo literario estadounidense hace algo más de cuatro años. Su mujer lo encontró ahorcado, en su domicilio. Poco o nada se sabe aún del porqué, pese a que el propio escritor hablara en más de una ocasión de sus tendencias suicidas. Sin embargo, dar ese melancólico y amargado paso siempre conlleva miles de preguntas sin respuesta.
Nadie pone en duda la valía del neoyorquino. Excelente ensayista, cuentista y novelista, dejó al mundo boquiabierto con su monumental La broma infinita, quizá la novela más audaz e innovadora de finales del siglo XX en los Estados Unidos. Difícil de etiquetar, el pensamiento y la narrativa de Foster Wallace han seducido a varias generaciones de lectores que vieron en su lenguaje incendiario, su experimentalismo, en su malestar y su atrevimiento un nuevo modo de entender la literatura.
Ahora, gracias a un candente anhelo surgido de la mente de José Luis Amores, tenemos la oportunidad de adentrarnos un poco más en la obra de Foster Wallace, pues Pálido Fuego --que así se llama esta editorial que ya reina en nuestros corazones-- ha decidido recuperar algunas de sus obras.
El primer título de esta nueva criatura editorial es Conversaciones con David Foster Wallace, que reúne las veinte mejores entrevistas que le realizaron y que han sido seleccionadas por Stephen J. Burn, y de la que uno puede extraer jugosas declaraciones y curiosidades que sirven para hacernos una imagen más completa del escritor. “¿Sabes? En un sentido raro, solo hay un problema básico en la escritura: cómo conseguir algo de empatía con el lector. Y ese problema es como una joya con muchas facetas”, responde el autor en una de las entrevistas, ofreciendo algunas claves para aquellos que, como un servidor, espera escribir algún día una historia con sentido. Un Foster Wallace sincero, profesor, cercano, divertido. Un Foster Wallace que no conocíamos en su totalidad. Gracias Pálido Fuego por soñar despiertos.

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