Una novela de culto (artículo de prensa)

En la diminuta pero extraordinaria compilación de artículos de Simon Leys titulada La felicidad de los pececillos (Acantilado), el autor belga escribe que "los pintores, los filósofos, los poetas, pero también los novelistas --e incluso los inventores y sabios-- alcanzan todos la verdad por los atajos de la imaginación". Alcanzar la verdad mediante la imaginación... Me parece una idea sublime, un objetivo al que cualquier persona con cierto grado de sensibilidad debería aspirar porque, ¿qué hay más humano que la imaginación? No todos gozan(mos) de esa portentosa herramienta que aviva la agudeza visual e intuitiva, el ingenio. Quizá por esa razón admiramos a los que se atreven a ir más allá. 
Mark Z. Danielewski escribió en el año 2000 una obra que rompería cualquier molde habido y por haber. Su mente voló, no sabemos muy bien hacia dónde, para crear un libro-rompecabezas, una historia repleta de secretismos y rarezas que hicieron de este, su debut, una auténtica declaración de intenciones: crear una novela a su antojo en formato, narrativa y diseño. La casa de hojas es su título.
El éxito que esta obra experimental alcanzó en su día encumbró a un autor que engendró una nueva concepción de lo que entendemos por literatura. Las dos historias que se entrecruzan en la novela, y en las que cobra un protagonismo categórico una casa encantada, dan un nuevo giro a cualquier relato de terror que hayamos leído jamás, pues no deja de sorprendernos la erudición que en ella se respira, ese ingenio formal que provoca un inédito tratamiento narrativo cuya característica más singular quizás sean todas las pistas que Danielewski esconde en el propio texto, pistas que servirán para resolver un misterio. Resulta lógico, por tanto, que en poco tiempo La casa de hojas se convirtiera en una novela de culto. Millones de lectores comenzaron a intercambiar opiniones en la red, alimentados por el propio escritor. Cada lector tenia una idea distinta del significado de cada una de las páginas, todos hacían lecturas distintas. Si eso no es una travesura literaria, un artefacto de poderosa imaginación, un juego que pone a prueba al lector y al propio autor, no sé muy bien qué será entonces. 

la traducción
En la última década, esta novela de misterio y terror ha llegado a compararse por su originalidad con el trabajo de genios como Herman Melville, Thomas Pynchon o incluso Borges, por citar tres nombres de célebres literatos. El mundo de Danielewski, obsesivo en apariencia, convence y te atrapa. Reconoces en él un estilo, una voz que le es propia, inédita. En este sentido, era cuestión de tiempo y, sobre todo, de ilusión y esfuerzo, traducir La casa de hojas al castellano. Empresa nada fácil, pues su complicado diseño formal imponía mucho respeto. No obstante, las editoriales Pálido Fuego y Alpha Decay decidieron unir sus fuerzas para sacar adelante este proyecto. Y es aquí, justo en este preciso instante, cuando uno se da cuenta de que en el proceso de traducción y edición al castellano de una de las novelas, seguramente, más importantes de este siglo XXI, dos castellonenses han desempeñado un papel vital. Hablamos de Ana S. Pareja, editora de Alpha Decay, y el escritor, traductor y diseñador Robert Juan-Cantavella
"La novela aúna dos vertientes que son muy interesantes y que provocan que ese artefacto complejo visualmente sea muy impactante, florido, pensado de una manera impresionante. Esta es una novela que puedes leer y también ser partícipe", afirmaba Pareja en una entrevista realizada por el CCCB (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona), quien junto a Enric Cucurella y José Luis Amores ha hecho posible que desde esta misma semana todas las librerías del país tengan en sus estanterías esta novela de culto traducida por Javier Calvo y maquetada por Robert Juan-Cantavella. Precisamente, el de Almassora confesaba también en la presentación que se hizo por todo lo alto en el CCCB, que ha sido todo un reto dar forma a este libro. "En realidad, he hecho un juego parecido al que luego el lector protagonizará durante la lectura. Hay capítulos muy complejos en los que las notas a pie de página empiezan desde atrás y avanzan hacia delante del texto, hay incluso seis niveles distintos de notas, otras están invertidas...". Y es que La casa de hojas es mucho más que una historia, es un preciado objeto repleto de detalles que mantienen en vilo al lector. 
Sin duda, Danielewski conjugó elementos que nunca creímos capaces se pudieran aunar para dar pie a una auténtica aventura. Este es un auténtico best-seller, pero no de esos efímeros cuya lectura no nos dejan el más mínimo poso y se olvidan rápidamente. Este es un best-seller que perdurará y seguirá conmocionando a los lectores de futuras generaciones. Ahora, por el momento, la oportunidad de hincarle el diente es nuestra gracias al amor que dos editoriales tienen por la literatura, sin más. 

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