Agudo análisis de dos sociedades “opuestas” (reseña literaria)

De Henry James podría asegurar que siempre me ha atraído --su narrativa, se entiende-- esa dicotomía entre Europa y América. Recuerdo algunos de los textos que situó en su ciudad natal, Nueva York. Recuerdo que había en ellos, no sé si de forma implícita, cierto reproche. La Gran Manzana era el lugar donde transcurrió su infancia, donde probablemente germinara su universo de ensueños e ilusiones, de fantasías. También fue el lugar que abandonó cuando contaba con doce años. Hubo, qué duda cabe, una ruptura. Todo cuanto simbolizaba esa ciudad, su sociedad, fue ensombreciéndose en su memoria. Europa lo recibió entonces, Europa le cambió entonces. 
Se ha escrito mucho sobre la "tensión" entre ambos "mundos" que James supo retratar como pocos en el siglo XIX. Los clasismos y etiquetas, la educación y el comportamiento... El escritor fue un analista exquisito y preciso de esa humanidad en la que siempre aparece una causa noble o una figura que no sigue exactamente las reglas del juego. En Pandora (Impedimenta), Henry James se sirve del conde Otto Vogelstein para cumplir ese cometido. 
Este diplomático, que viaja en barco hacia la ciudad de Washington para trabajar en la embajada alemana, es nuestro observador, el espectador curioso que intenta comprender el modo de vida de los americanos. Durante la travesía, el inteligente germano conoce a Pandora, una chica risueña de origen humilde. Su "familiaridad", naturalidad y franqueza dejan fascinado al conde. Es inusual esa dama.
Transcurren dos años y Vogelstein ya está integrado en el establishment de la capital estadounidense. Durante una fiesta en casa de la señora Bonnycastle se produce el reencuentro con Pandora. No obstante, duda. ¿Es ella? Aquella chica risueña se presenta ahora como una de las mujeres más fascinantes de la sociedad de Nueva York, atrae todas las miradas y se erige como modelo de la "mujer moderna". Como era de esperar, Vogelstein se sorprende ante tal transformación. Prendado de ella pero también incrédulo ante la situación, no logra comprender cómo es posible que una joven humilde, la misma joven que conoció a bordo de un barco y cuya familia era de escasos modales y falta de aptitudes, se codee ahora con la flor y nata del país. ¿Cómo lo ha logrado?
Henry James describe de forma admirable, con una ironía quirúrgica, esa fascinación-repulsión de Vogelstein, incidiendo, así, en esa ya célebre confrontación/tensión entre ricos y pobres, hombres y mujeres, Europa y América. Todo y nada es posible. 

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