La realidad misma como un escenario del terror (opinión)

"En un país gobernado por rateros uno puede llegar a ser algo en la vida si se entrega con vehemencia al innoble arte del hurto irresponsable". Esta es una de las frases dilapidarias que se pueden leer en Extraños eones (Valdemar), obra de Emilio Bueso. Durante la charla que pude mantener con el escritor de Castellón me di cuenta, una vez más, de lo necesaria que es, para mí, la literatura, pues creo que es uno de los vehículos más provechosos a la hora de brindar un propósito, acercar un mensaje. Si algo necesita el ser humano es ese ejercicio de introspección, ese examen interno basado en la crítica --voraz, si ha de serlo--. No somos perfectos, nada ni nadie lo es. Y como solemos ser ovejas descarriadas, no está de más que alguien, a través de su prosa o su poesía, nos dé un tirón de orejas. "Si consigo hacer sangre con el tipo de frases como esa en el mismo recorrido en el que te cuento una historia, es ideal", me aseguró Bueso. Y para ello, "cada palabra, cada coma, todo importa". En este sentido, creo que a través de ese lenguaje que dice "a veces es zafio", y con cierto toque de fantasía, ha sabido captar en Extraños eones algo en lo que Joseph Conrad ya incidió en su momento, que el ser humano no necesita de algo sobrenatural para inspirar el mayor terror, pues el propio ser humano es capaz, por sí solo, de cometer los actos más terroríficos que uno pueda imaginar. 

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