Esther Cidoncha, inmortalizando el jazz a través del objetivo (opinión)

Internet es un misterio. Tiene algo de mágico, de aventura, pero también resulta amenazante, provocador. Uno puede explorar durante horas ese conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas y hallar en él todo aquello que imagine; de ahí su atracción, de ahí su peligro. En una ocasión escribí que Internet sirve para alimentar el ego, entre otras cosas. Importa el yo hago, yo digo, yo escucho… Todos somos narradores y testigos, protagonistas. Aun con todo, reconozco que, aunque nos perdamos constantemente en la inmensidad de ese mundo virtual que dicen es necesario, uno logra sacarle cierto partido estrechando lazos con personas que, de otro modo, hubiera sido difícil conocer. De hecho, le debo a esto de las conexiones entre computadoras el conocer a Esther Cidoncha. Bueno, se lo debo a Internet y a mi pasión por el jazz y la fotografía. 
Lo que en principio no eran más que breves comentarios y/o apreciaciones sobre su trabajo se tornó finalmente en una especie de amistad que aun se mantiene en pie a día de hoy. De ella he asegurado en más de una ocasión que tiene un ojo exquisito y que es única captando ese ambiente tan particular y maravilloso que envuelve al jazz. Son ya más de 20 años los que lleva inmortalizando momentos genuinos que, de otro modo, pasarían desapercibidos para cualquiera. Ahora, podemos disfrutar de sus imágenes y retratos en When lights are low, un ejemplar que edita La Fábrica y que es una auténtica joya. 

Comentarios

¡Gracias por descubrírmela! Lo regalo estas navidades sin falta.
Eric GC ha dicho que…
Esther fue una de las primeras "fans" de este microespacio cibernético. Es una grande de las grandes. Mejor regalo, ¡imposible!

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