Un retrato sutil sobre la opulencia de la clase alta (reseña literaria)

Guardar las formas, sonreír, ser considerado, correcto, servicial... Las acciones de protocolo o etiquetas para comportarse adecuadamente en sociedad son bien quisquillosas, por no decir soporíferas. No todos han sido educados en ese arte de la apariencia. Resulta agotador, a mí me resulta.
A finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX proliferaron las historias que hacían hincapié en los códigos morales de la sociedad y en una indiscutible preocupación por la decencia. Esto es muy claro en el ámbito anglosajón con la llamada literatura victoriana, donde la mujer se caracteriza por ser moralmente impecable, espiritualmente estimulante, inteligente y una influencia positiva, aunque, eso sí, al servicio del hombre. 
Poco a poco, con el tiempo, esa mujer que debía ser pura y abnegada se va transformando hasta ofrecer protagonistas como la Lotty Wilkins de Abril encantado, de Elizabeth von Arnim, por citar un ejemplo. En Invitación al baile (Errata Naturae), Rosamond Lehmann ofrece una simbiosis de ambos mundos, el inocente e ingenuo, pero más atrevido, y el recto y prudente, pero mucho más aburrido o sin chispa. 
Lehmann se sirve de dos jóvenes hermanas, Kate y Olivia Curtis y de su preparación para ese evento tan anodino y pueril a mi entender como son las presentaciones en sociedad. A través de ambas, de sus vivencias, la autora describe la austera educación británica de las primeras décadas del siglo XX. Kate y Olivia se enfrentan al preciso momento en el que, en teoría, traspasarán la línea que separa la adolescencia de la madurez. Asistimos, por tanto, a los prolegómenos de tan señalado acto, ese baile que cada una aguarda de un modo bien distinto. Kate, la mayor y más guapa, espera “encontrar” el amor de su vida. Olivia, la pequeña y tímida, la indecisa, torpe e insegura, lo observa todo de forma extraña pues no alcanza a comprender qué tan importante es ese baile que, en realidad, es un embuste. Dentro de su ingenuidad, de ese no saber dónde ubicarse, Olivia es, para mí, la clara protagonista de esta historia que Lehmann hilvana con sutileza para describir el fastuoso modus vivendi de las clases altas que, tal y como comprobamos, no son tan fáciles ni agradables como se piensa. 

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