Un viaje físico y místico por la meseta del Tíbet (reseña literaria)
Desde bien chico me imaginé
surcando los siete mares, escalando montañas, tomando consciencia de mi cuerpo,
de mi lugar en el mundo. En el fondo, soy un romántico que ansía contemplar
agrestes valles, que busca el asombro en la naturaleza y en el poder que el ser
humano es capaz de ejercer, modificando a su antojo el mundo. También soy un
aventurero solitario; frustrado, claro, la cobardía me puede, me retiene. Son
múltiples las ocasiones en las que he necesitado desentenderme de mi realidad,
fugarme para emprender ese camino que dé sentido a todo. ¿Acaso es eso posible?
La lectura de El leopardo de las
nieves (Siruela), de Peter Matthiessen, me ha reportado paz
siendo testigo de excepción de ese viaje por la meseta del Tíbet y las
cordilleras del Himalaya, ese viaje cuyo objetivo, a priori, es el estudio del
bharal o cordero azul himalayo, aunque muy pronto las aspiraciones van más allá
al querer emprender la búsqueda y contemplación del ya mítico felino de pelo
gris suave que vive en montañas remotas, a altitudes de hasta 6000 metros: el
leopardo de las nieves.
Este periplo encabezado por el
zoólogo George Schaller, sin embargo, adquiere un carácter introspectivo por
parte de un Matthiessen que resume cada jornada en su diario. En esas anotaciones
describe la exuberancia de las escarpadas cordilleras, la vegetación y los ríos
que encuentra a su paso, las especies de aves que elegantemente sobrevuelan ese
níveo paisaje…
Enriquecedoras son, por los
extraordinarios detalles que ofrece, las descripciones de los miembros de la
expedición a la Montaña de Cristal; expedición, todo hay que decirlo, que sufre
la falta de alimentos, el clima adverso, la desolación e impotencia. Enigmáticas
son todas y cada una de las revelaciones místicas o lecciones que el escritor
estadounidense comparte. Matthiessen versa sobre Lao Tse, Gandhi, Sakiamuni,
San Agustín… Medita sobre la felicidad humana, sobre la importancia de un susurro,
el mantenerse ajeno a toda civilización, el amor por la sencillez, la vida
austera… Este es un libro que podría tildarse de espiritual, pues sume al
lector en una vorágine de anhelos que conducen irremediablemente a la
comprensión y profundidad de quiénes somos y qué papel jugamos en esta vida
terrenal.
Entre la crónica de viaje y la
literatura reflexiva, el presente libro de Matthiessen es una delicia para
todos aquellos que busquen el sosiego o equilibrio emocional.
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