La triste confesión de un escritor sobre su patria (reseña)

No es fácil, no debe serlo, recriminarse a sí mismo ciertas actitudes o acciones. Tampoco resulta sencillo criticar con dureza las actitudes o acciones de tus conciudadanos, ya sean vecinos o familiares; a los dirigentes, sin embargo, es justo y necesario "machacarlos" si sus decisiones no son las ideales para el bien común, si es que tal cosa existe, que lo dudo. Hay decisiones, qué duda cabe, que nos marcan, que pueden cambiar el curso de una vida, de miles de ellas. Y es duro echar la mirada atrás y sentir ese dolor punzante en el corazón, fruto del arrepentimiento, de la vergüenza.

Al leer Lo que no quise decir (Salamandra), del escritor húngaro Sándor Márai, traspasamos una línea compleja y demasiado frágil, como es la de la confianza. El lector asiste a una, como él mismo escribió, «triste confesión». Este manuscrito está formado por una serie de textos inéditos que, ahora lo sabemos, conforman una parte esencial de la, digamos, autobiografía de su autor. Así, nos adentramos en el mundo privado de Márai, nos convertimos en intrusos, fisgones que se quedan perplejos por la sinceridad de las notas de un hombre que, de alguna manera, es mi sensación, sintió que deshonraba a su patria mediante su silencio, un silencio que muchos de sus contemporáneos compartieron ante la barbarie que estaba a punto de eclosionar en toda Europa y el mundo Occidental: la llegada de Adolf Hitler al poder.

En estas páginas, Sándor Márai relata cómo afrontó la entrada de Hitler y sus tropas en Austria, el inicio del fin, la muerte de todo cuanto creía. Asimismo, ofrece un profundo análisis político y social, a la vez que histórico, de Hungría, un país que en esas primeras décadas del siglo XX estuvo a merced de dos potencias y dos modos de entender la vida: el fascismo y el comunismo. ¿Qué era Hungría, un país soviético, un país del Reich? ¿Hungría era un refugio o más bien un nido de desamparo? Márai abandonó su patria en 1948 viendo que su cultura se desintegraba, perdía su identidad, y es esto lo que narra en estas páginas que están impregnadas de razón, pero también de mucho sentimiento, de entrañas. ‘Lo que no quise decir’ es una acusación, muestra de decepción y de fracaso, el de un país y, sobre todo, el del ser humano. 

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