Un viaje a un pasado atroz, a un mundo de sinsentidos (reseña)

Mi primera incursión en el universo literario de Peter Matthiessen se produjo a través de El leopardo de las nieves (Siruela), obra que bien podría situarse entre la crónica de viaje y la literatura reflexiva y que considero un auténtico deleite, pues la narración de ese periplo por la meseta del Tíbet supuso para mí toda una revelación. Fue, sin duda alguna, una lectura enriquecedora en muchos sentidos, sobre todo a nivel espiritual. Por esa razón, cuando Seix Barral anunció que iban a publicar En el paraíso, obra póstuma del escritor estadounidense, supe que necesitaba volver a sumergirme en esa prosa introspectiva, casi poética.

El presente libro se centra en la reunión, en el invierno de 1996, de un centenar de personas, de diferente condición social, cultural y religiosa, tanto hombres como mujeres, en un campo de concentración de Polonia. Allí, supuestamente, su misión será rezar y meditar durante un fin de semana, durmiendo y comiendo en las mismas instalaciones que cincuenta años atrás vieron cómo los oficiales del ejército nazi de Adolf Hitler asesinaban impunemente a millones de judíos. Como podrán comprobar, es este un tema un tanto complejo, y la situación, a mi modesto parecer, bastante escabrosa y retorcida. Y es que, lo que en teoría es un ejercicio de redención y clemencia, una búsqueda introspectiva para intentar comprender esa capacidad del ser humano de hacer el mal, puede rayar la frivolidad hasta el punto de restarle importancia a unos hechos atroces —quizá de los más atroces— de nuestra historia reciente. Para ello, Matthiessen se sirve de numerosos personajes encabezados por un profesor y poeta americano de origen polaco que intenta descifrar qué le ocurrió a su madre. Y en ese intento se suceden numerosos combates dialécticos entre las personas que por unas razones u otras han viajado hasta ese campo de exterminio, dejando en evidencia aquello de que somos y seremos siempre seres que tienden a la rivalidad, hostiles. El problema, en mi caso, es que hay muchos fragmentos de esos diálogos que llegan a aburrirme y la historia en sí no termina de convencerme, lo cual me sorprende siendo Matthiessen uno de los autores que más me han enseñado sobre el papel que jugamos en esta vida terrenal. 

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