La magia de esa literatura que es crea a sí misma (opinión)

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Esta semana Don DeLillo afirmaba que nunca elige el tema de sus novelas, que solo sigue a los personajes. No es la primera vez que oigo o leo tal cosa pero, ¿realmente es así? Hay autores que necesitan crear en su mente toda la obra antes de plasmarla sobre el papel o la pantalla. Parten de una idea matriz, de una sinopsis, y de ahí van creando las tramas y subtramas, todo con el más mínimo detalle, bien organizado en fichitas, como si fuera una especie de rompecabezas que poco a poco se va ordenando hasta que cobre un sentido. Imagino que DeLillo, según sus declaraciones, es más dado a la escritura automática, o a ese subidón que provoca la llamada inspiración. Escribir y escribir sin restricciones, sin miramientos, lo cual no debe ser fácil, pues ese chorreo verbal puede resultar incoherente, descabellado. Dar con la fórmula mágica es toda una aventura, un auténtico reto que superan los que creo están tocados por una varita mágica. Me atrevería a decir que DeLillo es uno de los que han sido bendecidos. No hay más que leer Ruido de fondo, por ejemplo.

Quisiera saber cómo lo hacen, entenderles, pero de momento no hay manera. Yo, a día de hoy, soy más de la opinión de Lea Goldberg: «Al escribir sabemos que hay algo muy importante que decir con respecto a la realidad, y que tenemos ese algo al alcance, allí nomás, muy cerca, en la punta de la lengua, y que no debemos olvidarlo. Pero, siempre, sin duda, lo olvidamos».

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