El día de las guacamayas

Quiero haceros partícipes de una de mis vivencias más asombrosas de los últimos años (exceptuando aquel día en que creí ser cantante de un musical de Broadway y la crítica me acosaba por todas partes diciendo que era el ser de mayor belleza desde la época de Chewbacca). Me refiero a la semana que pasé en Barcelona, en octubre del año 2007, para asistir al festival de literatura Fet a Mèxic, en el que pude disfrutar de las animosas charlas, que un grupo de autores y editores de reconocido prestigio practicaban al unísono, mientras realizaban diversas pruebas físicas para entrar a formar parte del magnífico Cuerpo de Marina de los Estados Unidos de Claudia Cardinale (ooooissss!!!). Durante esos días, de entre todas las sesiones, destaco una: la velada que pasé en el Ateneu Barcelonés con mi tía escuchando un recital de poesía mexicana. Pero todavía voy más allá. No fue un simple recital al estilo ñoño, no. Hubo performances o poesía musical o hacer que el público se ría (como quieran llamarlo). Me encantó, pues me reí a carcajadas.
Les cuento esto porque necesito compartir mi júbilo y, sobre todo, mi afición por las guacamayas (sé que todos ustedes son fieles seguidores, e incluso me atrevería a decir, fanáticos de las guacamayas). El poeta de Monterrey, José Eugenio Sánchez es el culpable de todo esto. Su poesía, y dejándonos de bromas, tal y como dijo David Huerta, "es una fiesta del lenguaje que se coloca con toda deliberación en las antípodas del más aburrido lirismo literario".
Les dejo con su poema: El día de las guacamayas (eso sí, os pido que lo leáis en voz alta y con acento mexicano de Monterrey, sino, no es lo mismo)
Codornices disfrazadas de guacamaya
Avestruces disfrazadas de guacamaya
Águilas disfrazadas de guacamaya
Tucanes cóndores palomas mariposas disfrazadas de guacamaya
Pájaros bobo de patas azules disfrazados de guacamaya
Cuervos pelícanos gorriones cenzontles cardenales disfrazados de guacamaya
Mi periquita y yo disfrazados de guacamaya
Era el día de las guacamayas


Las cotorritas disfrazadas de guacamaya
les daban cortán a las guacamayas que no llevaban disfraz
Las urracas disfrazadas de guacamaya picoteban cualquier grano
mazorca o calva que espulgar
Los marabís disfrazados de guacamaya rondan
Las vacas disfrazadas de guacamaya no sabían que hacer
Era el día de las guacamayas


Mi periquita es una parvada de hermosura
y algunas pajarracas disfrazadas de guacamaya
nos fruncieron el pico al vernos
Pero una guacamaya disfrazada de guacamaya
cacareó un discurso sobre volar sobrevolar
y el plumerío festejó hasta alzar el vuelo
y admiró a la guacamaya disfrazada de guacamaya
Era el día de las guacamayas


José Eugenio Sánchez

Comentarios

Como integrante de la Real Cofradía de las Guacamayas de Ciudad Juarez, debo alzar mi más enérgica protesta a semejante atropello literario. El "poeta" Sánchez no sabe ni en lo más recóndito y minúsculo de su cerebro,(pese a que lo protege con ese horroroso sombrero gringo), lo que es una Guacamaya. Hermosa donde las haya, la Guacamaya no puede ser parodiada por un chingado híjole melenudo como ese. Una Guacamaya no tiene parangón con ave o animal alguno. Una Guacamaya es una Guacamaya y punto. Además una Guacamaya no cacarea, cacarean las zorronas gallinas, la Guacamaya guacamayea, suave y primorosamente a cualquier hora del día. Por favor, un poco más de rigor guacamayo.
Atentamente, vicepresidente primero de la Cofradía de las Guacamayas de Ciudad Juarez y vice rector de la Universidad Juareña Guacamayeca.

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