Experiencia a la berlinesa

Resulta extraño caminar por una ciudad que no es la tuya, en la que no hablan tu lengua y cuyas costumbres distan de las que te enseñaron. Sin embargo, es mucho más extraño sentirse como en casa. No sabes bien porqué, pero conoces sus calles, sus pequeños rincones, sus monumentos, sus inquietudes… Las conoces tan bien porque en algún momento sentiste una atracción imperiosa sobre todo ello. Caminas de forma relajada, observando detalles a los que normalmente no les prestamos atención, buscas una cafetería, pides un expresso y te sientas en una de las sillas que tienen en la terraza del local, y sigues observando. Así podría pasarme todo el día.
Realizas pequeñas pausas para enfrascarte en la lectura de un libro, un diario o dejando revolotear tus pensamientos. El paisaje que observas en tranquilo, verde, sosegado. El silencio se personifica para acompañarte durante tu recorrido por las calles de la ciudad, del barrio, y, luego, se acerca hasta tu casa --no la mía, pero sí la de mi tía--.
Siento una atracción inexplicable por esa ciudad alemana llamada Berlín. Todo me gusta de ella. Me siento cómodo y tranquilo. Me siento inspirado. Quizá este efecto se deba a la historia que esconde tras de sí esta gran urbe. Quizá la curiosidad artística que fomentan sea otra de las causas. Quizá el ritmo pausado de vida que llevan --o al menos creo que practican-- haga que me replantee la mía.
He tenido la suerte de viajar en tres ocasiones a Berlín y siempre he tenido la misma sensación: “podría quedarme a vivir aquí”. Obviamente existen ciertos aspectos a mejorar, como por ejemplo el apartado gastronómico (soy demasiado Mediterráneo para renunciar a ello). Aún con todo, y pese a que no soy un gran defensor de la globalización, hoy día encuentras de todo en casi todas partes. Pero bueno, eso es otro cantar.
En este, de momento, último viaje a la ciudad berlinesa, me quedo con los paseos en familia, los viajes a Postdam y Lutherstadt Wittenberg, el concierto de Ernst Bier & Mack Goldsbury Quintet en el A-Trane junto a mi padre --mi gran mentor y compañero jazzístico-- (uno de los dos clubes más importantes de la ciudad y que se sitúa justamente en la misma calle donde vive mi tía; qué envidia!!!), la visita al apartamento de Heinrich --un vecino-- para ver su enorme colección de discos de jazz (no exagero si digo que ese hombre tenía más de 500 álbumes solo de jazz, de los cuales una cantidad sustanciosa son originales), el recorrido por la colección de arte del Berggruen Museum (más que recomendable) y el Hamburger Bahnhof y, cómo no, la fiesta de cumpleaños de mi tía en el Kiss Kaffe de la Schlütertrasse en la que pude conocer a gente más que interesante, de entre los cuales destaco a una artista germano/española (digo esto porque su familia es de aquí, su acento es malagueño, pero nació en Hannover y vive desde hace 15 años en Berlín) que me habló de una galería en la que exponen su obras creadores españoles: Galerie Invaliden1 (http://www.invaliden1.com/). Pili, que así es como se llama, me dijo también que cuando quiera volver a esta ciudad enigmática, tengo una cama donde poder dormir. Es tentativo.
Ya lo dije una vez y vuelvo a repetirlo: Bis Bald Berlin! Hasta otra.

Dora Maar con las uñas de verde, Pablo Picasso (obra que se encuentra en el Berggruen Museum)

Comentarios

Esther ha dicho que…
Bonito relato berlinés.

Espero cumplir mi palabra y a mitad de octubre marchar a Berlín 4 días.

Muchos besos, Eric.
Eric GC ha dicho que…
Disfrutarás seguro, Esther. A todas aquellas personas que van siempre les cautiva.

Más besos veraniegos.
Esther ha dicho que…
Entiendo tu amor y pasión por Berlín. Es una ciudad viva, muy creativa y activa.

Aunque estoy muy bien en Dénia, por otra parte tengo ganas de volver a Madrid precisamente por lo que cuentas tu de Berlín, a mi me pasa con Madrid. Amo su actividad, su movimiento, su vida. pronto empezarán los clubs de jazz, los festivales..., museos y galerías tengo para disfrutar un buen rato, filmoteca nacional, círculo de bellas artes, teatro, danza, en fin y mucho más. No es Berlín ni mucho menos pero me gusta Madrid. Sólo falta que tenga mar!!!

Una ciudad que me encanta es Estocolmo, me fascina. Claro, que sólo he ido en verano. He estado en Copenhague y en Oslo. Me gustan los países escandinavos.

Seguro que en octubre voy a A-Trane y me llevaré la cámara. Espero que me dejen hacer fotos. Por cierto que mi inglés es pésimo.

Un fuerte abrazo, Eric.
Eric GC ha dicho que…
A mí me encantaría visitar los países escandinavos. Siempre me atrajeron. Quizá sea por lo de mi nombre, que viene de por allí (y significa: el que reina eternamente; chupate esa mandarina!). En cuanto a lo de Madrid, es una ciudad que también adoro. Estoy de acuerdo en que si tuviera mar, sería la bomba.
El A-Trane tiene página web y te indica perfectamente su ubicación, y no creo que te pongan pegas para fotografiar. Es pequeño y muy acogedor con sus luces tenues. Y si el inglés no te sirve, utiliza el idioma universal: la gesticulación. Jejejeje. Casi siempre funciona.

Un beso y un abrazo, Esther.

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