Estos tiempos de pavoneo y desprecio de los todopoderosos (columna de opinión)

Agotado, consumido, debilitado. Así me siento cada vez que debo defender una idea u opinión ante un interlocutor al que poco o nada le importa mi respuesta. Saber que todo cuanto digas o hagas, con una argumentación sólida basada en la lógica y la responsabilidad profesional, no sirve absolutamente para nada, le deja a uno exhausto y rabioso, indefenso y desorientado. No alcanzo a comprender cómo ciertas personas, que se creen portadores de una verdad única y todopoderosa, no ven más allá de su hermetismo intelectual. Hay que dialogar, sí o sí. Y confiar en la capacidad de aquellos que día a día trabajan por despejar la mente de una sociedad que se torna apática.
Es una desgracia que la ilusión y el esfuerzo realizado por alcanzar ese objetivo tan noble, como es el de alimentar nuestro espíritu, no se vea recompensado o, peor aun, que sea directamente ninguneado. No obstante, en los tiempos que corren parece que es una tónica común. El desprecio y pavoneo que denotan esas personas con ínfulas de grandeza es fruto del miedo que se ha asentado en la clase político-social y, también, empresarial. No estamos seguros, nos sentimos desprotegidos, vivimos una amenaza constante (a perder el empleo, el hogar, la dignidad...). Ante tanta incongruencia, uno no sabe ya cómo debe actuar. Hay días en los que intentas luchar, pero las injusticias permanecen indemnes. Y  yo digo, ¡basta! ¡basta ya! 

Comentarios

Entradas populares