Escribir y leer, aprender desde la soledad, crecer (opinión)

Mientras leía Solo (Mármara Ediciones), de August Strindberg, me reconocía en muchos de sus pasajes. Este texto es una especie de monólogo interior en el que el autor sueco versa sobre los beneficios de la soledad. La personalidad de Strindberg, según dicen, era quebradiza y enferma. También suelen destacar su misoginia. En esos aspectos no me reconozco en absoluto, no mal piensen. Sin embargo, no puedo evitar creer que cuando dice que, "lo que he ganado con la soledad es poder decidir por mí mismo mi dieta espiritual", tiene razón. El dramaturgo se consideraba fuera de la sociedad, eso le permitía ser dueño de sí mismo, aumentaba su seguridad y responsabilidad sobre su persona. Eso es digno de mención. 
Esta novela autobiográfica no crean que es un discurso de odio hacia la humanidad, nada más lejos. En este sentido, Strindberg también advierte de los peligros que conlleva o puede conllevar esa soledad ansiada. No obstante, para evitar que la cabeza de uno pueda estallar, el autor sueco tenía la fórmula idónea: "Intento mantener el equilibrio entre lo que sale y lo que entra; tengo que hacer todos los días un esfuerzo de exteriorización, escribiendo; y una recepción de cosas nuevas, leyendo". Y en esas estamos, escribiendo y leyendo, aprendiendo, reconociendo el valor de las cosas que realmente importan. A veces este proceso resulta solitario, pero es necesario. 

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