Un análisis antropológico de la sociedad contemporánea (reseña)

¿Cómo funciona una sociedad? ¿Qué elementos la definen? ¿Qué papel juega cada individuo en ella? ¿Cuáles son las necesidades básicas de cada cultura? La antropología intenta esclarecer estas cuestiones mediante la observación y el análisis. Recuerdo, de mis tiempos de estudiante fascinado, que Bronislaw Malinowski se sirvió de un "funcionalismo orgánico" para establecer que esas exigencias y requisitos necesitaban saciarse mediante respuestas culturales o institucionales, es decir, mediante la nutrición, la reproducción o el cuidado de la salud, o el aprovisionamiento, las relaciones de parentesco y la higiene. 

Los argonautas del Pacífico Occidental o su Diario de campo en Melanesia —auténticos best-seller—, fueron obras que se basaron en sus apuntes sobre el conjunto de instituciones que identificaba en una sociedad, los hechos sociales que observaba y los sentimientos, valores y hechos de los individuos. Malinowski renovó por completo la metodología basada en la experiencia personal del trabajo de campo, una metodología de la que se sirve Tom McCarthy en Satin Island (Pálido Fuego) para radiografiar la sociedad contemporánea. Curiosamente, el protagonista de esta historia es un antropólogo de nombre U. 

El principio de este relato produce en el lector cierta congoja, pues describe de forma quirúrgica el modo de actuar e interactuar del ser humano occidental, una persona esclava de la tecnología y que se "comunica" con el mundo a través de las redes sociales y plataformas interactivas, una persona que poco a poco pierde el contacto directo con el mundo real. Ese análisis va in crescendo al conocer que U. trabaja para una empresa que elabora informes de conducta, estudios de mercado para satisfacer ciertas necesidades —¿satisfacer de verdad?—. Todo se resume en una investigación sobre la naturaleza del potencial humano, como si todos formáramos parte de una comunidad tribal, lo cual no deja de ser sospechoso porque la tentación de hacer uso de ciertas técnicas de manipulación u ocultación en pro de la tan "ansiada" globalización —consumismo exacerbado, más bien— hacen peligrar el sentido de lo que verdaderamente es importante para el ser humano, que no es otra cosa que (sobre)vivir en cierta armonía. En este sentido, McCarthy dibuja un futuro inmediato algo aterrador ante la incapacidad que tenemos, al parecer, de experimentar el mundo de forma libre y desinteresada. Vamos a la deriva. 

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