Coincidencias y pareceres

Resulta muy agradable poder leer a alguien que piense como tú. Sin conocer personalmente a la mente que está detrás de esas reflexiones tan parejas como las tuyas, tienes la sensación de conocerlo y sonríes casi sin querer creando una complicidad imaginaria. Resulta agradable y extraño al mismo tiempo. Normalmente, el ser humano tiende a creer que está solo en el mundo, que nadie le comprende o que no es capaz de darse a conocer por completo. Por esa razón buscamos el amor, esa idea etérea que ansiamos todos --o casi todos--. El amor es uno de los gestos más egoístas que existen. Queremos para que nos quieran. Pero bueno, no quiero adentrarme ahora en estos terrenos del amor, es un tema complicado. No obstante, solemos asociar felicidad y amor en muchos casos. En este sentido, cabría preguntarse ¿qué es la felicidad realmente? Es aquí donde me sorprendo al comprobar que un personaje como Gustave Flaubert tenía una concepción muy cercana a la que yo tengo. Pude darme cuenta de esta extraña coincidencia gracias a un artículo del inigualable Enrique Vila-Matas --del que siempre obtengo maravillosas reflexiones y disfruto con cada una de sus medidas palabras--.
En un texto reciente publicado en el periódico El País, Vila-Matas habla del presente tan negro que vivimos, de la educación que deberían recibir las clases dirigentes para alejarse de una vez por todas de la dominación de los mercados, de la transformación que la sociedad actual lleva a cabo hasta convertirse en una gélida masa sin sentimientos. Como siempre, Vila-Matas se sirve de la literatura para darnos a conocer su parecer, y nombra al autor de Madame Bovary. De Flaubert nos dice que no creía en la felicidad, pero sí en la tranquilidad. Esa frase fue la que me conmovió. Desde hace ya unos cuantos años siempre digo lo mismo: "yo, lo único que deseo en esta vida es vivir tranquilo". Podrá parecer estúpido, pero Vila-Matas lo explica perfectamente: "seguramente, la tranquilidad es de los pocos derechos que aún podemos ejercer con calma". Quizá sea un actitud un tanto cobarde, no lo sé. Sin embargo, al igual que hiciera Flaubert al final de su vida, intentaré apartarme de todo lo que me resulte enojoso para alcanzar esa meta --quién sabe si utópica--. Habrá que ver si lograré dicho cometido. Flaubert pudo hacerlo. 

'Gustave Flaubert', retrato de Pierre François Eugène Giraud

Comentarios

Esther ha dicho que…
me entusiasma esta entrada, es buenísima.

Yo la llamo 'vivir en armonía', estar en armonía. Para mi es lo mismo que vivir 'tranquilo'. Sí y amo este concepto como forma de vida.

Besos a millones, Eric. me gusta entrar en tu blog porque me enseñas muchas cosas siempre.
wilmary ha dicho que…
me gusta...

Debería tomar consejo de tus palabras, aunque me resulta un poco difícil tanta tranquilidad sin ese toque mágico de aventura y adrenalina... la pasividad no siempre te da la felicidad.

Yo espero de corazón que tu encuentres la meta que deseas alcanzar en cualquier ámbito, sea profesional, emocional o personal ya que para mi respecto te lo mereces todo y mas, mil éxitos.

mil besos y abrazos

(ya sabes que por aquí te seguiré)

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