Patrimonio y sociedad (artículo de prensa)

Resulta extraño ver aquello que normalmente es privado, ajeno a nuestras teóricas preocupaciones. A pesar de ello, a mí me encanta. Ver lo que otros no ven, bien porque no pueden o porque no se atreven, te hace sentir especial. Es una sensación única que te permite mirar las cosas desde otro ángulo. La perspectiva que creías tener sobre las cosas, se amplía, crece o se transforma. En este sentido, comprobar el trabajo, in situ, que realizan en el Institut Valencià de Restauració i Conservació de Béns Culturals, ha supuesto una inyección de estímulos que todo el mundo debería poder disfrutar un día. Y es que el espectador de una obra, lo único que logra contemplar es el resultado final de la misma. El proceso de creación o, en el caso que nos pertoca, restauración, se pierde. Este hecho, que para muchos puede carecer de importancia --para gustos, colores, ¿no?--, creo que debería poder replantearse para lograr concienciar a la sociedad del incesante trabajo que realizan nuestros “salvaguardas” de la cultura. No debemos olvidar que el patrimonio, ese conjunto de bienes que cierta gente parece obviar o que no le otorga la importancia que merece, es de todos y para todos. Por esa misma razón, quisiera, desde aquí, alzar la voz --o en este caso, la tecla del ordenador-- para reconocer el gran mérito que tiene el IVC+R y saber de su necesidad hoy.

ARDUA TAREA
Recuperar, como lo hacen, piezas de valor socio-histórico-cultural, es una tarea ardua, que requiere de mucha paciencia, precisión y, sobre todo, amor por el mundo del arte. Lo bueno del caso es, que el IVC+R cumple con todos estos requisitos, y lo hace con un sobresaliente, hecho este que le ha llevado a convertirse en el centro de restauración más importante de España y uno de los que gozan de mayor prestigio en toda Europa. Con su sede en Penyeta Roja, en Castellón, cada día decenas de restauradores y técnicos trabajan para devolver el esplendor a aquellas piezas que, con el paso inexorable del tiempo, han visto deteriorada su faz.
El IVC+R funciona como un engranaje perfecto en el que se combinan multitud de procesos para lograr un único objetivo: restaurar y devolver a la sociedad una parte de nuestra historia. Para conseguir tal fin cuentan con profesionales de primera índole y de orígenes variopintos. Durante la visita que realizamos al centro pudimos comprobar cómo el IVC+R cuenta entre su personal con personas de nacionalidad italiana, argentina, portuguesa... No resulta tan extraño, cuando se es consciente del valor que el IVC+R tiene en el viejo continente y con otras partes del planeta. Para que vean, el Institut intercambia estudiantes con la Sorbona de París, cuenta con proyectos en Pompeya (Italia), Argentina, Nicaragua, Cuba, Austria, Marruecos, en la Fundación Indira Gandhi (India), colabora con la Hispanic Society of America y el Metropolitan de Nueva York... La lista de entidades colaboradoras y centros es larga, muy larga. Como dije antes, no es tan raro, ya que su profesionalidad y su pasión por lo que hacen es digna de admiración.
Restauración de obras pictóricas y escultóricas contemporáneas, de cerámicas, dorados y retablos, esculturas policromadas, grandes formatos, material de archivo, metal y orfebrería, mobiliario, paleontología, pétreos, pintura de caballete, pintura mural, vítreos y textiles. Todo se realiza con sumo cuidado en la sede del IVC+R de Castellón.

DEDICACIÓN
Carmen Pérez es la cabeza visible del IVC+R, su directora. Con ella recorrimos cada uno de los talleres de restauración que existen en Penyeta Roja. Pérez nos abrió las puertas de su casa y nos permitió conocer, de cerca, algunas de las técnicas, procesos, materiales, instrumentos y maquinaria que utilizan para la restauración. Debo decir, de forma sincera, que uno nunca creería que restaurar conllevara tantos procedimientos. Sin embargo, y por esa misma razón, es necesario interesarse por el trabajo que llevan a cabo.
La sociedad, no se sabe muy bien porqué, nunca es del todo consciente del valor y la importancia de las cosas si no las comprueba por sí sola. Este es un fallo que tenemos, porque somos humanos. Así pues, una vez comprobado el trabajo realizado sobre una obra, le conferimos el valor que realmente tiene de forma instantánea. Puede que no sea justo pero, como dicen, más vale tarde que nunca --aunque es mejor que la gente pueda darse cuenta antes--.
Quizá, dar a conocer todo ese intenso trabajo sea lo más laborioso y difícil de conseguir. Los medios de comunicación, debo decir, no ayudan demasiado para que esto cambie. Por ese motivo, y en plena era de Internet, las redes sociales juegan un papel crucial. El IVC+R ha logrado acercar sus proyectos a mucha gente a través de la red. Pero la cosa, amigos lectores, no acaba ahí. Otra parte esencial, a mi entender, y que distingue al IVC+R de otros centros es esta misma preocupación por dar a conocer su labor. Los talleres didácticos que programan a lo largo del año son, pues, vitales. En la actualidad ofrecen actividades en el Archivo Municipal de Burriana, el Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés, el Museu de Belles Arts de Castelló... Precisamente, en el Museu de BBAA, hasta el momento, ya han participado más de 200 niños en estos talleres que les acercan al mundo de la restauración, a la paleontología o la misma historia, y aún faltan mas de 300 por participar.
Bajo el título de ‘Restauro en el Museu’, alumnos de educación infantil y primaria se han convertido en auténticos expertos que han aprendido a tratar y restaurar fósiles del dinosaurio más alto de Morella. Este taller ha visitado recientemente Valladolid para asistir a la feria de patrimonio más importante de España, que ha contado con más de 1.500 participantes. Asimismo, se ha trasladado a numerosas escuelas de la Comunitat Valenciana. Todo, con el fin de aproximar a la sociedad una pequeña parte de todo el trabajo que realizan.
Podemos estar orgullosos en Castellón de contar con un centro único que recupera para todos una parte de lo que somos, de nuestra particular historia personificada en obras de arte, textiles o libros. El IVC+R es y debe ser un baluarte cultural.

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