¡Ay, la legitimidad periodística! (columna de opinión)

En El cuarto poder, filme de 1952 dirigido por Richard Brooks, un Humphrey Bogart magistral da vida a Ed Hutcheson, editor del periódico New York Day, un apasionado defensor de la prensa libre, un periodista de raza, que trata de impedir el cierre de su periódico a la vez que intenta desenmascarar a un mafioso y recuperar a su exmujer. El crítico Paul Mayersberg escribió en su día que Richard Brooks era un idealista, un tipo que "cree en el espíritu indomable del hombre". Esta es, sin duda, una de las mejores películas realizadas sobre el periodismo y, para desgracia de muchos de nosotros, es casi una utopía. 
No es un secreto el hecho de que el periodismo haya perdido a día de hoy parte de la legitimidad que otrora fuera su mayor y mejor arma. La sociedad se cree ya pocas cosas, incluso hay algunos que ríen al abrir un periódico, encender el televisor o escuchar la radio. Hay noticias que no son noticia, noticias que se olvidan fácilmente y otras que debieran tratarse con sumo cuidado y atención pero que pierden perspectiva por causas "ajenas" o intereses un tanto sospechosos. El genial escritor Bruno Traven --autor de El tesoro de Sierra Madre-- afirmaba que la libertad de prensa no existía y que "los periodistas son unos crápulas, manipuladores de la opinión que engañan al pueblo por temor a encontrarse sin un ingreso garantizado". 
¿No será hora de cambiar esa percepción? Crápulas, go home! Demagogos, go home! Periodistas preocupados únicamente por la inserción de publicidad, go home! Hay que ser valientes y recuperar el crédito perdido, con honestidad y sobre todo con ilusión por una profesión que puede ser maravillosa si nos dejan trabajar como es debido, ajenos a los tejemanejes de esos politicuchos entrometidos y la vomitiva economía.

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