Incógnitas morales, vidas que son erratas (reseña literaria)

¿Quién es Luis Rodríguez? Un nombre muy común para un hombre poco común. Luis Rodríguez oculta tras un semblante aparentemente común, demasiado correcto y algo tímido --puedo equivocarme, pues nos hemos visto una sola vez-- una poderosa voz interior, una voz que le procura la energía necesaria para crear universos narrativos que dejan al lector con una sensación de desconcierto. Dicho desconcierto viene provocado por una sencilla razón: ¿cómo es posible que este autor no haya sido portada de los suplementos culturales más importantes del país? Nadie sabe, nadie contesta, pues en este país, como en tantos otros, prima la mercadotecnia, el saber venderse, el puro "figurineo". En este sentido, Luis Rodríguez no cumple ninguno de esos requisitos para subastar su alma al mismísimo diablo. ¡Menos mal!
Reconozco que desconocía la existencia de este cántabro que desde hace ya unos cuantos años reside en Benicàssim. Imposible conocer todo y a todos. No obstante, la vida siempre  guarda algunas sorpresas que se traducen en vivencias excitantes. La lectura de Novienvre (KRK Ediciones) ha sido una de esas maravillosas experiencias. Con introducción de, ni más ni menos, Ricardo Menéndez Salmón --una de las voces más regulares de nuestras letras--, ya desde el título con errata todo resulta atrayente y complejo, realmente no sabes con qué te vas a encontrar hasta que poco a poco te dejas impregnar por la sensación de que todo y nada ocurre, de que todo y nada es un error.
El protagonista, también llamado Luis Rodríguez, parece ser uno de aquellos personajes perdidos y perdedores que tanto me atraen por trasladar incógnitas morales. A pesar de llevar una vida cómoda, con una infancia feliz y una adolescencia marcada por las típicas experiencias iniciáticas, el futuro de este hombre poco a poco se aboca a una oscuridad perturbadora, aunque él no lo sepa. Y es que todo en la vida es inesperado, aunque queramos pensar lo contrario, pues somos presas de ese afán por controlar nuestros destinos.  
Organizada en capítulos cortos, cada uno de ellos podría ser perfectamente un microcuento, una pequeña muestra de cómo es posible hacer literatura con mayúsculas. Recuerdos y realidades, silencios e ignorancias, muerte y vida... Esta obra bien podría ser el retrato de muchos de nosotros, seres que vivimos en un constante desconcierto, en una paradoja que poco a poco nos impide ser dueños de nuestras decisiones. Sorprendente y necesaria, por tanto, esta obra de Luis Rodríguez. 

Comentarios

Entradas populares