Todo es cuestión de mimo y ética en el periodismo, ¿no? (opinión)

No pocas veces he reflexionado sobre el papel del periodismo. Esta es una profesión que desde sus inicios ha sido y es carne de todo tipo de injurias. Al periodista se le ha tildado siempre de crápula, de manipulador; es incapaz de ser honrado y mantenerse recto, dicen algunos. No vamos a negar aquí que el periodismo no sea un negocio como otro cualquiera, que no está sujeto a según qué líneas editoriales y a la publicidad. Eso sería de necios. No obstante, no todo se resume en eso, claro. Pulitzer decía que «el alma del periódico yace en su sentido moral», y creo que poco a poco se va recuperando ese espíritu, que es básico si lo que se pretende es informar con total integridad. En la crónica periodística, o periodismo narrativo, esa independencia y coraje se mantiene intacto (o casi), de ahí que crea firmemente en su poder para contar lo que sucede en el mundo, cosa que quise compartir en el Encuentro Nacional de Editoriales Independientes (ENDEI), donde participé en una mesa redonda titulada Periodismo y novela en el siglo XXI. Durante ese debate intentamos dilucidar si la literatura ofrece, a día de hoy, más y mejor información sobre temas peliagudos que un medio de comunicación, por los motivos que sea, no suele tratar. Y es que el escritor puede ser un investigador de primer orden y profundizar en una realidad, la nuestra, con total libertad de acción. En los libros uno aprende muchísimo (yo lo hago cada día), pero con el buen periodismo, que lo hay, también. Todo es cuestión de mimo y ética.

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