"Álbum del mes: SKY DIVE" MARZO'11

Entre mis trompetistas norteamericanos favoritos se encuentran Chet Baker, Miles Davis, Lee Morgan, Kenny Dorham y Freddie Hubbard. Sé muy bien que podría incluir a Clifford Brown o Dizzy Gillespie como grandes maestros, o a Nicholas Payton como ejemplo actual. También existieron otros maravillosos talentos como Nat Adderley, Art Farmer, Thad Jones... Pero mi quinteto es el mencionado al principio. Los trabajos de esos cinco inigualables genios del jazz son los que han acompañado más veces a mis oídos, los que han sosegado mis tardes y los que han provocado mayores placeres (a nivel musical, no malpenséis!). De los cinco trompetistas, el que quizá se aleje más del sonido "clásico" sea Freddie Hubbard (Miles Davis es un caso extraordinario y, por tanto, él mismo ya define un sonido como tal).
Hubbard gozó de gran popularidad a finales de los años 60 y principios de los 70. Fue, sin duda, el gran trompetista del soul jazz o jazz funk. Desde el día en que escuchara su Delphia (del álbum Red Clay) supe de su grandeza y no quise separarme de él. Con el presente disco que os recomiendo se constata su maestría. Sky Dive, cuarto disco grabado con el sello CTI en 1972  (y, realmente, el último gran trabajo que realizó Freddie Hubbard a mi modesto parecer antes de firmar por Columbia y hacer trabajos demasiado comerciales), ofrece dos piezas excelentes como son Povo y Sky Dive. Con esas dos canciones, ya vale la pena haberse comprado todo el elepé. ¿Y qué tiene de especial? Para empezar, en este trabajo Hubbard se rodeó de músicos de otra galaxia: un jovencísimo Keith Jarrett, en el piano; Ron Carter, al contrabajo; Hubert Laws, en la flauta (instrumento que tuvo un auge increíble en esta época psicodélica); Billy Cobham, en la batería; y otro jovencísimo George Benson, a la guitarra. En pocas palabras, una auténtica maravilla. Como decía hace tan solo un instante, la introducción de Povo (canción que abre el disco y en el que George Benson fascina) ya le induce a uno a sumergirse en un estado de bienestar fuera de lo común y le incita, sin quererlo ni beberlo, a bailar. Ritmo electrizante, sonido perfectamente definido, cohesión instrumental, complicidad entre músicos... Sky Dive es un auténtica joya del jazz "setentero".

Comentarios

Esther ha dicho que…
Estoy escuchando tu álbum del mes enterito a través de Spotify, es una maravilla, un gozo para los sentidos. Estos días por líos diversos de trabajo he escuchado menos jazz del que debería... y me he sentido un poco más triste. Y es que el jazz es el alimento del alma y al alma hay que alimentarla constantemente para que siga viva.

Por cierto, como gran experto y lector que eres, estos días estoy leyendo a John Cheever, sus relatos me tienen enganchada, ese realismo sucio, sórdido y triste de la clase media-alta americana...

Un gran abrazo Eric, muy fuerte!
Eric GC ha dicho que…
Esther, me alegra que el disco te guste. Lo cierto es que el jazz aporta una vitalidad y energía que sorprende. En cuando a lo de Cheever, un grandísimo escritor. La literatura norteamericana del siglo XX nos ha dejado muchos genios --sobre todo en esa línea de realismo sórdido y triste, son los mejores críticos de sí mismos--. Yo voy a empezar a leer dentro de nada la novela 'Knockemstiff', de Donald Ray Pollock. Dicen que este autor narra las historias más ágiles y divertidas sobre la gente más triste que jamás se haya visto. Promete, y mucho. Ya os contaré.

Un fuerte, fuerte abrazo.
Esther ha dicho que…
Ayer por la tarde me compré el libro de Donald Ray Pollock. Sí tuve que comprarlo urgentemente. Aunque tardaré un tiempo ya que primero estoy con todos los relatos de Cheever y son muchos...

Un abrazo. No, miles de abrazos y besos!
Eric GC ha dicho que…
Eres muy grande Esther!!!

Más besos

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