Alternativas para "producir cultura"

El crownfunding ha llegado a España, o lo que es lo mismo, el ‘micromecenazgo’. Esta práctica, que consiste en poner en contacto a través de la red internauta a creadores y mecenas, empieza a ser cada vez más notoria en los círculos empresariales "alternativos" --es decir, en aquellas pequeñas empresas incipientes que buscan comenzar su particular andadura en ese mar repleto de tiburones despiadados que son los negocios--. Y es que poner en marcha un proyecto, a día de hoy, resulta prácticamente imposible por varias razones, a saber: la cantidad ingente de crédito que uno necesita; el descrédito, por parte de las entidades bancarias, que a los jóvenes emprendedores les toca vivir; o la falta de respeto por no contar con una trayectoria consolidada. Por tanto, no resulta tan rara la idea de servirse de la aparición de servicios como la plataforma social de microdonaciones Flattr y la aplicación de micropatrocinio Kickstart, que da a los internautas la opción de hacer donaciones voluntarias a una serie de proyectos creativos. ¿Y qué interés puede tener el micromecenazgo para Castellón --lugar en el que vivo y trabajo--? Sencillamente abre una nueva vía para los jóvenes. Dicho de otro modo, con este tipo de servicios verán que existen posibilidades para dejar volar su imaginación y, si realmente aquello que producen es bueno e interesante, tener la tranquilidad de que podrán exponerlo y darlo a conocer a la sociedad. Ya sé que apostar por este novedoso crownfunding sería una forma de saltarse el, a veces, tedioso protocolo institucional. Por esa misma razón, al igual que ya hicieran con el arte vanguardista, será criticado duramente por salirse de lo establecido. Aún con todo, creo que es necesaria la alternativa. Sin alternativa, no hay sustancia.

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