Un enfrentamiento crudo con la muerte (reseña literaria)

Resulta muy difícil, a veces, comenzar la lectura de un libro del que dicen “es una obra maestra”. Queramos o no, la subjetividad es algo innato en el ser humano, por tanto, si te hacen una afirmación de tales características, condicionan esa relación íntima existente entre escritor y lector. En ese instante, casi sin darte cuenta, sientes un miedo atroz por si decepcionas a quien te haya recomendado el libro en cuestión al no compartir su misma opinión. Esa sensación tan angustiosa la he tenido con La isla, de Giani Stuparich. Publicada por la editorial barcelonesa Minúscula, me dijeron que la leyera “si o si”. Tardé en hacerlo por no querer enfrentarme ante la posibilidad de sentirme defraudado. Sin embargo, esta historia personal goza de final feliz, muy feliz. Debo dar gracias a la persona que me la recomendó porque la lectura de esta pequeña pero gran joya literaria es, simple y llanamente, cautivadora.
La isla es un relato impactante, una obra desgarradora por la temática a la que enfrenta al lector: la inevitable muerte. Stuparich se ayuda de la relación entre un padre y un hijo para hacernos ver que ante la decadencia física poco podemos hacer. Un padre, que padece un cáncer terminal, pide a su vástago que le acompañe en un viaje a su amada isla natal ubicada en el mar Adriático. Este periplo, a modo de despedida, no busca edulcorar las emociones de ambos. El padre asume su destino de forma recia, como buen hombre luchador y aguerrido; el hijo, por el contrario, aunque sabe que el final es irrevocable, intenta mirar a su progenitor con los ojos de la infancia, para devolverle esa fortaleza perdida por culpa de la enfermedad. Ambos tratarán de engañarse para no sufrir en demasía, aunque saben que el sufrimiento es imposible de evitar.
La lectura de La isla supone un ejercicio emocional duro, en parte por la prosa de Stuparich, que se presenta de forma cruda, árida e inexplicablemente elegante. El lector se ve sumido en un todo un proceso de decaimiento, en un estado de conmoción que, incluso, llega a ocasionar algún que otro suspiro por ese desfallecimiento. En tan solo unas pocas páginas, el escritor italiano nos plantea la necesidad de reconocer nuestros miedos y debilidades. La compasión, el amor o la empatía gozan de un protagonismo inusitado en esta obra de la que difícilmente uno puede escapar. Estoy seguro que la reeleré unas cuantas veces. Stuparich te atrapa por completo con su literatura.

Comentarios

Esther ha dicho que…
Caray me han entrado ganas de leerla pero a la vez me da miedo porque leer sobre la muerte me perturba mucho y no me gusta pensar en ella, me asusta. Vivo sin pensar en que la muerte existe para no sentir angustia y temor. Soy muy emocional. No me animo a leerla.

Pero contigo sí me animo a leerte y sigo sigo entrada tras entrada. je je je

Besos, millones de besos, Eric.
Eric GC ha dicho que…
Jelou Esther! La novela es durilla. Increíblemente buena pero te deja una sensación extraña en el cuerpo. Mejor no pensar demasiado sobre dejar esta vida. Hay que saborear poco a poco las mieles que nos depara. Gracias por seguir leyendo mis "tonterías". Creo que eres mi fan más incondicional. Jejejeje.

Más besos para ti.

Entradas populares