Alternativas musicales que crean escuela (artículo de prensa)

Dawn Landes actuará en Castellón el 19 de junio.

Hablar de cifras, impacto económico, repercusión mediática y todo eso está muy bien. Hace poco, uno de los intelectuales más respetados del panorama nacional, Félix de Azúa, confesaba que daba por buena "la supercomercialización de la novela". Pero, ¡cuidado! La cosa tiene truco, porque el propio Azúa incide en que "cuanto más amplia sea la base, más podrán los editores vocacionales publicar a los jóvenes, que no tienen imagen. Y ahora solo se vende lo que ya tiene imagen". Y así es, no nos engañemos. Siempre deben existir los "grandes" para que los "pequeños" puedan hacerse un huequito. Cuestión de hacer equilibrios en un modelo económico que, personalmente, no me agrada en absoluto. 

Al igual que en el ámbito editorial, el mundo de la producción y promoción musical es muy similar. En Castellón, por ejemplo, podemos decir orgullosos --hasta la fecha-- que contamos con uno de los festivales más importantes de todo el mundo: el Festival Internacional de Benicàssim (FIB). Junto a él se han añadido eventos de primer orden como los del Arenal Sound de Burriana y el Rototom Sunsplash, también en la localidad benicense. Estos son los grandes escaparates y gracias a ellos, en cierto modo, se pueden llevar a cabo otro tipo de iniciativas mucho más modestas pero bien interesantes en la provincia por el mero hecho de estar bien situada en el imaginario mapa de la gran escena musical. 

De este modo, surgen ciclos y certámenes vocacionales, que cuentan con un público fiel y que nunca dejan de sorprender. Son citas que no están supeditadas a cualquier moda pasajera, que no sienten la presión social de los ‘mass media’. En otras palabras, son ciclos que gozan de gran libertad de acción, algo que reconforta por dotar a sus programaciones de un carácter intimista que siempre es de agradecer.

Algunas de estas convocatorias cuentan con un aliado de excepción, como es el Ayuntamiento de Castellón --siempre con la ayuda y "dirección" de Born! Music--, que en los últimos años ha colaborado promoviendo conciertos del ciclo Los sonidos de la biodiversidad, como el que ofreció en mayo el dúo procedente de Albuquerque, A Hawk and a Hackshaw y el del pasado mes de marzo de Lac La Belle; o el certamen A la lluna d’estiu, donde actuaron grupos locales como Contratempo, TanStuPids, Ramón Godes y Montefuji el pasado año en el Primer Molí. Tampoco hay que olvidarse del Tanned Tin, el festival que mayores alegrías me ha dado en los últimos años --y que sigan, por favor, que sigan--. 

El consistorio también ha tendido en alguna que otra ocasión su mano a otra singular iniciativa como es el Cicle de Músiques Independents de Castelló, más conocido como el Sons, que este año ha pasado a denominarse Sons Off para celebrar su décimo aniversario y que siempre ha tenido como objetivo reimpulsar la programación de conciertos de bandas y solistas internacionales y nacionales de distintos estilos --pop, rock, folk, electrónica, experimental...-- en las salas de la ciudad, como son el Four Seasons y Veneno Stereo, el Centre Municipal de Cultura de Castelló y en el Casino Antiguo.

diez años de ‘sons’

En su década de vida, el Sons ha traído a la capital de la Plana  a artistas de la talla de Jonathan Richman, Vic Chesnutt, Thalia Zedek, Mark Eitzel, The Posies, Micah P. Hinson, The Wave Pictures, Retribution Gospel Choir, Laura Gibson, Ora Cogan, Victoria Williams, Simone White, L’Altra, Balmorhea, Callers, Peter Broderick, Matt Elliott, Nils Frahm, Señor Chinarro, La Habitación Roja, Manta Ray, Ainara LeGardon, 12Twelve, El Hijo, Tachenko, The New Raemon, Llum... 

El 19 de junio, la sala Veneno Stereo tendrá el privilegio de acoger con los brazos abiertos, no cabe duda, a una artista que deja huella, la maravillosa Dawn Landes, esta vez en formato dúo junto a Sylvie Lewis.

La cantante y compositora estadounidense de Louisville, Kentucky, mezcla en su música un estilo pop desenfadado y elegante, con formas tradicionales del folk y el country de su país. Desde que comenzara su particular periplo en el mundo de la música ha paseado su entrañable directo por todo el mundo, compartiendo cartel con artistas como Ray Lamontagne, Feist, Andrew Bird o Suzanne Vega, y gracias a la inmediatez y versatilidad de su música ha visto cómo sus canciones se incluían en series de televisión como Bored to Death, House, Gossip Girl o United States of Tara, y en diversas películas --llegando a firmar la banda sonora original de dos de ellas--.

Por su parte, la angloamericana Sylvie Lewis, actualmente afincada en Italia, combina en su música el poso jazz heredado de sus abuelos, explorado en la época más incipiente de su carrera, con el pop, el folk y cierta afinidad por las músicas mestizas. Hasta la fecha ha publicado tres discos en el sello Cheap Lullaby, en los que su hermosa voz y sus exquisitas canciones contaron con la producción de Richard Swift. Lewis ha compuesto canciones para Sondre Lerche y Musica Nuda, ha ido de gira junto a Adam Cohen, Scott Matthew, Eleni Mandell, The Weepies, Ed Harcourt, o el propio Lerche, y sus canciones también se han podido escuchar en series televisivas como Anatomía de Grey, o en películas como Baciami Ancora, del italiano Gabriele Muccino.

Como dice Josu Olarte, "a caballo entre la sensibilidad urbana de Nueva York y el folk de porche evocador de su Kentucky natal, Dawn Landes pertenece a esa cada vez más larga casta de cantautoras con capacidad para seducir tanto al publico indie, como a los aficionados al rock con raíces campestres o a los seguidores de la canción de autor tradicional". Yo me reconozco fiel seguidor y enamorado de algunas de esas cantantes que han conquistado con sus voces y letras a más de uno. Una vida sin Joni Mitchell, por ejemplo, o sin Bobbie Gentry, Joan Baez... sería mucho peor, al menos en mi modesta opinión. Y si no me creen, quizá les sirvan las palabras de José Luis Cuevas: "vale mucho la pena ver y escuchar a Dawn Landes". Así de simple, sin juegos de artificios. Ahí radica la gracia de este tipo de eventos, pues no necesitan ser maquillados, hablan por sí solos.