El arte que se muda...

¿Está todo dicho en el mundo del arte? ¿Existen preguntas que todavía necesiten sus consiguientes respuestas? Me atrevería a afirmar que el arte y todo cuanto le rodea nunca podrá convertirse en un ciclo cerrado, en una fórmula cuya solución diste mucho de ser acertada, completa. El porqué de ese estado inconcluso no es otro que su propia condición, irremediablemente ligada a la del ser humano. El arte es arte porque necesitamos que así sea, para otorgarnos nuevas perspectivas sobre el ser y su entorno, sobre la naturaleza y nuestro papel en todo este circo que es la vida. 
"Cuando el arte se apodera de una nueva posibilidad, nos permite percibir dónde estamos o dónde deberíamos estar, cómo nos va y cómo debería irnos. Esto es así porque sus esbozos no surgen del vacío". Tras leer el pensamiento de la poeta austriaca Ingeborg Bachmann he podido formular nuevas cuestiones sobre la capacidad transformadora del arte. Y es que el arte, como bien incidía Bachmman, "se ha mudado ya tantas veces...". Es como si "nunca hallara la paz, como si no se le hubiera destinado ningún cobijo definitivo". Nunca se detiene, ante nada ni nadie, pero está al servicio de aquellos que se valen de él para expresarse, de aquellos que buscan dotar de cierto sentido racional las incongruencias que rigen el día a día de la humanidad. Algunas de esas personas "preocupadas" --en el sentido orteguiano del término-- son las que hacen posible que CBN. Revista de Estética y Arte Contemporáneo siga su curso y siga haciéndonos ver la significación que posee el arte en la sociedad actual. 

el contenido
Rosalía Torrent, la editora y directora de este proyecto que brotó un día en la mente de Mariano Poyatos, clarifica a la perfección el sentido del contenido de este número 4 que sale a la luz "en estos tiempos en los que muchos proyectos se abandonan, por una crisis que nos afecta tanto a nivel económico como psicológico". La presente publicación centra su mirada en esa faceta crítica, constructiva y reflexiva de lo artístico en una primera parte. Así, a través de los artículos de Jaume Gómez, Irene Gras y Mikel Ochoteco somos partícipes de ese compromiso social y político que el arte desempeña, esas preocupaciones, ideales y sentimientos que hacen de él una plataforma única para difundir un mensaje clarividente. Bajo el título de ‘Los no lugares’, la historiadora y crítica de arte Irene Gras presenta el trabajo de dos de los artistas castellonenses con mayor proyección en la actualidad: Carlos Bravo y Agustín Serisuelo. Ambos creadores intentan plasmar e inmortalizar esa relación del ser humano con el paisaje, su idilio previo y posterior abandono. Mediante las obras de Bravo y Serisuelo ahondamos en esos "espacios sin nombre, lugares ocultos y dejados" que simbolizan la condición humana actual. Por su parte, Jaume Gómez acerca al lector las primeras figuras y estrategias del arte urbano o callejero, el street art y postgraffiti. Así, conocemos a Gerard Zlotykamien, Richard Hambleton, Harald Naegeli, John Feckner o Dan Witz, entre otros muchos. Igual de interesantes son los textos de Sandra Johana Silva sobre el arte contemporáneo colombiano, la interrelación que hace Carmen Grau sobre los artistas y sus musas, la influencia de René Magritte en el ámbito de la publicidad que Mª Ángeles Arenal detalla, los nuevos derroteros de la arquitectura que contempla José Pitart Martí, las nuevas "voces" artísticas procedentes del continente africano que presenta Candelaria Hernández y, finalmente, la reflexión sobre la abstracción geométrica, minimal, conceptual del irlandés Sean Scully que hace Carolina Maestro. Sin duda, una vez más, CBN logra conjugar un buen número de ideas sobre un mecanismo fundamental de libertad: el ARTE. 

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