Testimonio

He escrito mucho, de todo y nada. He versado sobre maquinaria industrial, menús vegetarianos, tretas políticas y algún que otro sueño. No me ha ido mal. Soy un tipo que se adapta a las condiciones que el medio profesional en el que trabajo ofrece, un prostituto de la palabra o un pirata; cada cual piense lo que se le antoje.
El significado de la palabra honestidad decae, se esfuma, pierde la dignidad. Los periodistas somos publicistas (en el mal sentido, en el sentido más adulterado y viciado). Creemos dar la noticia, la verdad de unos hechos que llegan a nosotros ya distorsionados, manipulados. Escribimos y no preguntamos. No osamos preguntar. Pobre aquél que ose preguntar. Existen decenas, cientos, miles de tipos como tú esperando una oportunidad, tu salario, tu ¿vida? Mucho desencanto, mucha utopía, poca gracia.
He escrito mucho, de todo y nada. He creído en monstruos, guerras y dioses entrometidos, en los demonios del mar y en Sherlock Holmes. No me ha ido mal.

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