El boxeo, esa doble lucha que inspiró a grandes autores (opinión)

El enfrentamiento cuerpo a cuerpo, ese intercambio de golpes, movimiento constante, juego de pies y agilidad para evitar que el contrincante conecte un puñetazo que pueda llevarte directo hacia la lona. Noquear a tu rival mediante un ejercicio de inteligencia y fuerza bruta. El boxeo, y todo cuanto le rodea, siempre ha despertado el interés de muchos periodistas y novelistas. Las historias de boxeadores suelen ser ejemplos clarísimos de superación personal o redención. En esos relatos existe una doble lucha, la que se mantiene en el ring y la interna, esa que te corroe por dentro y que normalmente suele estar alimentada por el sentimiento de culpa o la decepción. No es un mundo fácil, quizá por ello muchos lo juzguen como un acto depravado o corrompido. No seré yo quién juzgue tal cosa, no soy un entendido. Sin embargo, encuentro especialmente seductor el hecho de que escritores de la talla de Ernst Hemingway, Arthur Conan Doyle, Arthur Cravan, Norman Mailer, Gay Talese, Julio Cortázar, William Faulkner o Jack London se sintieran atraídos hacia este deporte que tiene tanto de ritual, de baile, de cálculo y también estrategia. 
Dos púgiles, frente a frente. Golpe tras golpe tras golpe. Uno de los dos caerá. No tienen nada que perder y sí todo que ganar.  ¿La clave? Jack London lo describía muy bien en su relato Un bistec: "Mi problema es resistir, eso es todo. Entonces, estará a punto. Iré a buscarlo, ya lo verás. Sabrás cuándo voy a buscarlo, y lo haré pedazos". 

Comentarios

Entradas populares