Ese vagar y divagar, juego de contrarios y de ficciones (opinión)

En mi afán por saber por qué uno decide dedicarse a la escritura, el italiano Claudio Magris dice no saber "si escribe por fidelidad, por manía, por protesta, por amor, por ansia, por avidez de saber cosas, por ironía, por testimoniar, por curiosidad, por placer o para combatir la buena lid". Con ello, mi conclusión vuelve a ser la misma que al principio: todo es un interrogante o quizá todo sea una promesa. Lo único que sí me queda claro es la necesidad de tener una visión crítica y autocrítica, acto que conlleva en sí mismo cierta amargura y decepción, incluso displicencia, aunque también alguna que otra revelación y regocijo.
No me atrevería a afirmar que el escritor o el artista sea más consciente de la realidad en la que vivimos, pero sí creo que sus sentidos andan más despiertos. Todo es una odisea; la literatura lo es, la vida misma lo es. Existimos en un universo diverso que se nutre de la confusión y también de la nostalgia, de ese querer "llegar a ser" que en múltiples ocasiones nos impide ver más allá de nuestras posibilidades y sueños. Es por ello, entiendo yo, que nos abandonemos en la excentricidad, en esa locura que es la propia memoria que nos engaña  y que nos invita a viajar quién sabe dónde. Magris es un autor "que vaga y divaga", dice Enrique Vila-Matas. Puede que ese ir y venir, ese estado fronterizo, haya sido su fórmula para hacer propio lo extraño, algo que el mundo de la ficción te permite hacer para tomar conciencia de este juego de contrarios. 

Comentarios

Entradas populares