Una crónica irónica sobre el país del gran ‘Tío Sam’ (reseña literaria)

Cuando leí por primera vez El infierno imbécil --he releído varios de sus capítulos-- debo decir que me quedé perplejo. ¿Por qué la expresión de mi rostro parecía la de un incrédulo? Probablemente, por comprobar cómo un escritor británico reflejaba sin pudor ni vergüenza su forma de ver y entender a la sociedad norteamericana de la década de los 80 en adelante. Martin Amis es, a mi parecer, un valiente de la palabra y la libertad de expresión que, en muchas ocasiones, ha sido y es definido como un provocador. Sus confesiones, sin embargo, sobre su época de reportero en el Observer, Sunday Telegraph Magazine, London Review of Books o Vanity Fair, me parecen un ejemplo de cómo utilizar la ironía sin llegar a molestar y/o enfadar a nadie; al menos, en un principio. Así, ‘El infierno imbécil’, que publicó El Aleph Editores, es una especie de antología de sus escritos sobre el país del Tío Sam, donde podemos leer algunas de sus entrevistas a personajes del mundo literario y artístico más influyentes del momento como puedan serlo Truman Capote, Norman Mailer, Saul Bellow, Philip Roth, Steven Spielgberg, John Updike, Brian de Palma, Joan Didion, etcétera, además de sus pensamientos sobre la era Reagan, el mito de Elvis Presley y demás iconos de la cultura norteamericana. El propio Martin Amis, con su peculiar y exquisito modo de ver el mundo y describirlo con humor, anota en uno de sus artículos titulado ‘Los crímenes de Atlanta’ lo siguiente: “La conversación sobre asesinatos en Estados Unidos es tan estoica y rutinaria como hablar del tiempo. Un neoyorquino te contará alguna atrocidad espeluznante que le ha sucedido en su propio edificio de apartamentos sin más agitación que si estuviese quejándose de la renta. Suceden constantemente cosas terribles. Eso es lo terrible”. En otro de sus textos, ‘Aquí está Ronnie: de campaña con Reagan’, su crítica mordaz sube un peldaño más y nos dice: “esto da la impresión de ser plenamente Reagan, donde todo es grande y gordo y magnífico. Uno se siente aquí un poco homosexual e izquierdista si no pesa ciento sesenta kilos”. La América de Martin Amis es divertida, para los que no somos americanos, y más o menos espantosa, para los que sí lo son. Aún con todo, como periodista-ensayista extranjero en el país de Edgar Allan Poe y tantos otros genios de la literatura, Martin Amis no tiene equivalente. Sus retratos y reflexiones son elegantes, originales y, sobre todo, lúcidos. Es difícil encontrar páginas que reúnan provocación, sinceridad, sarcasmo, ironía y un riguroso análisis. Amis es, sin duda, un cronista excepcional.

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