De montañas formadas por ladrillo y otras controversias (columna de opinión)


De sorpresa, por no decir estupefacción, nos ha pillado a algunos la noticia de que Lara Almarcegui represente a España en la edición de la Biennale di Venezia de este año. Montañas formadas por ladrillo, hormigón, cemento, cristal o acero, materiales con los que está construido el pabellón español situado en los Giardini de Venecia, formarán la obra creada por la artista zaragozana. Ciertamente, y lo digo con el corazón, de forma sincera y totalmente subjetiva, a pesar de que quiera explicar "la idea de los ingredientes del edificio" y que "es una escultura que habla del volumen y que también hace referencia al futuro de la construcción", la opción de Almarcegui no me convence, a pesar de que en Benlloch contemos con una de sus intervenciones --llamarlas esculturas no me seduce en absoluto--, llevada a cabo en colaboración con el Espai d’Art Contemporani y la Universitat Jaume I de Castelló.
Como era de esperar, las críticas no han tardado en producirse. Y es que cuando uno lee la concepción del proyecto en sí, es impepinable que no deje de pensar en que son escombros, nada más. Ahora dirán que tiro piedras en mi propio tejado, puesto que siempre suelo invitar al público lector a dejar a un lado los prejuicios que sobre el arte contemporáneo se tienen hoy día, todo aquello del "todo vale". No obstante, mi intención no es restar valor a la apuesta de Almarcegui. Tan solo creo que hay otros artistas españoles con propuestas menos controvertidas. 

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